Blockchain, tecnología que revoluciona las finanzas- Joseph Reger
Periodista
El responsable tecnológico de Fujitsu para Europa, Africa,
Oriente Medio e India, Joseph Reger, asegura que tenemos que entrenar la
creatividad y vigilar que los políticos sepan de tecnología.
Admite que el futuro puede sorprendernos
a todos y recomienda establecer un debate en la sociedad sobre qué esperamos de
la inteligencia artificial.
Propone olvidarnos de enseñar conocimiento y volcarnos en la creatividad y
asegurarnos de que nuestros políticos entienden algo de tecnología, porque su presencia en
nuestras vidas va a crecer de forma exponencial.
Se habla mucho
de la irrupción de la inteligencia artificial. ¿Cuál es la ética que la ha de
rodear?
Es un problema que no tiene fácil
solución. Con el aprendizaje automático (machine learning) y la inteligencia
artificial nunca sabes exactamente qué es lo que la máquina ha aprendido y en
qué se basa para tomar decisiones. Resulta imposible saber qué patrones puede
contener para llevar a cabo una investigación forense, por ejemplo. Algo previo
a los problemas éticos.
Si tienes un
software no basado en machine learning o en inteligencia artificial, puedes
llevar a cabo una auditoria: accedes al código fuente y determinas cómo ha
tomado las decisiones. Pero esto no es posible con aprendizaje automático o
inteligencia artificial, porque no se programa la toma de decisiones sino
la forma en la que aprenden.
Tenemos que llegar a lo que es aceptable,
unas reglas que no tenemos. Hacen falta acuerdos en cada país. Y empiezas a
preguntarte qué reglas o consensos pueden violarse. Un ejemplo: tienes un
sistema de aprendizaje automático para una institución financiera que debe
decidir qué credit scoring recibe la gente. Y este sistema empieza a
discriminar por la edad o género, basado en datos anteriores. ¿Qué haces
entonces? ¿Aceptas la calificación y que se tomen esas decisiones o te dices
que no es aceptable porque viola normas sociales o incluso la constitución?
Incluso, también te puedes preguntar si
hay medios para protestar. ¿Contra quién? ¿La compañía que programó la forma de
aprender o la que vende el software? Por eso necesitamos que haya una
alfabetización tecnológica en la clase política y preguntarnos cuántos de sus
diputados entienden la tecnología y sus consecuencias.
No enseñemos
conocimiento, volquémonos en la creatividad y asegurémonos que nuestros
políticos entiendan algo de tecnología, cuya presencia en
nuestras vidas crecerá en forma exponencial.
La
automatización es un hecho. ¿Cómo va a evolucionar?
Durante los próximos dos o tres años,
esta automatización se producirá en los procesos más obvios. Pero al final
todos los sectores serán afectados por la automatización y la inteligencia
artificial, porque en todos se podrán ganar eficiencias.
Se van a destruir empleos, es un hecho. Todos los políticos dicen que si se
mira atrás, las tres revoluciones industriales anteriores han creado más
trabajos y oportunidades que los que han destruido. Es verdad. Pero, ¿si
miramos hacia delante? No sabemos la respuesta.
Muchas de estas
tecnologías que se aplican en la vida privada chocan con la protección de datos
que generan tus hábitos, por ejemplo.
¿Por qué?
Los procesos en tecnología tienden a ser
exponenciales, por eso cada revolución industrial supone un cambio más fuerte
respecto a la anterior y se produce más rápidamente. Por lo tanto necesitamos
otro debate sobre lo que haremos, si no podemos dar los suficientes trabajos a
los ciudadanos.
Además, hay otro tipo de cuestiones.
Imaginemos una sociedad en la que no haga falta trabajar. Habrá gente que de
todos modos desee hacerlo porque forma parte de su forma de sentirse realizado.
¿Qué conocimientos habrá de tener? La gente que entra ahora a la universidad
tarda cinco años en salir, mucho tiempo, y toda la tecnología puede haber
cambiado. En las anteriores revoluciones industriales, cinco años no eran nada.
Ahora son un mundo y más te vale tener los conocimientos adecuados. ¿Está
nuestro sistema educativo a la altura?
¿Usted qué cree
al respecto?
Fui profesor universitario, aunque hace
tiempo. Pero aprendí que el sistema educativo universitario es muy lento a la
hora de hacer cambios. No es algo que podamos darle la vuelta de la noche a la
mañana o en un año. Y no solo tiene que ver con la reticencia del profesorado.
También hay cuestiones como el dinero que cuesta.
Y tenemos un
problema: no entrenamos a la gente para el trabajo creativo. La universidad
empezó intentando enseñar conocimiento, pero el conocimiento es cada vez menos
importante. La creatividad, a la hora de solucionar problemas, lo es cada vez
más.
Antes la democracia se limitaba solo a cuestiones políticas. En el futuro, las decisiones democráticas van a girar cada vez más sobre la tecnología, sus consecuencias y su influencia en la sociedad.
¿La innovación,
nos quitará el trabajo?
A la innovación hay que tratarla con
inteligencia, porque si le tienes miedo empiezas a mitigarla y a frenarla, y la
innovación no ha de tener fronteras ni restricciones. Lo que hay que hacer es
abrir un debate justo cuando empiezas a ver un problema.
La democracia antes se limitaba a
cuestiones puramente políticas. En el futuro las decisiones democráticas van a
girar cada vez más sobre la tecnología, sus consecuencias y sobre su influencia
en la sociedad. Y por eso, necesitamos que haya una alfabetización tecnológica
en la clase política.
¿Se siente
responsable de lo que puede acarrear la tecnología a la sociedad, como
directivo de una de las principales multinacionales del sector?
Claro, nos sentimos responsables. Lo que
no significa que podamos resolverlo nosotros solos. Creemos que la tecnología
es una fuerza para el bien y por eso consideramos que tiene que haber cada vez
más. Pero sabemos que toda tecnología ha terminado usándose para el mal. Todo
termina usándose como arma.
Las Startups parecen ser los motores de la
innovación.
Las startups de Silicon Valley no suelen
tener el objetivo de mejorar la vida de los humanos, sino el de lanzar la
empresa, ser comprados y ganar dinero, ésta es su clave. No me parece algo malo
en sí. Nosotros no somos una startup, tenemos una tradición y una forma de
pensar distinta. Su gran ventaja es la focalización.
En Europa muchos tratan de imitar el
modelo de Silicon Valley. Me parece bien. Sin embargo, el objetivo de hacer
mucho dinero en poco tiempo no es tan grande como en Silicon Valley.
¿Cree que habrá
un futuro en el que estemos acompañados de robots en nuestro día a día?
Si la pregunta es solo ésa, sí va a
suceder. Si lo que me pregunta es si esto es bueno, entonces la respuesta
depende de muchas cosas y no es unívoca. En todo caso, no va a poder ser
frenada, porque puede perjudicar en un aspecto, pero beneficiarnos en
otro.
Muchas de estas tecnologías, en la vida
privada chocan con la protección de datos privados. Pero eso ha de ser el
juicio personal de cada uno. A lo mejor alguien piensa que si una tecnología
concreta puede permitirle vivir cinco años más en casa, renunciar a la
privacidad puede ser un coste asumible.
Tratar con humanos es cada vez más un
privilegio. En un aeropuerto cada vez hay menos humanos y cada vez es más
difícil solucionar problemas. Pero llegará el punto en que se prefiera tratar
con máquinas y no con una persona de mal humor, harta de su trabajo. Llegará el
punto, incluso, en el que las máquinas sepan captar la ironía en la entonación.
Hay una palabra
que suena en cualquier conversación de tecnología: blockchain. ¿Por qué es tan
importante?
Blockchain soluciona buena parte de los
problemas prácticos con los que nos encontramos en nuestro día a día. La
sociedad, el ser humano, establece contratos a todas horas. Nuestra sociedad se
levanta sobre la base de contratos. Y han de ser transparentes y seguros. El
dinero en sí mismo es una forma de contrato.
Blockchain constituye una solución. De
la forma en que lo hace, su manera distributiva, garantiza que no haya control
central, y que, por eso, proporcione unos costes de transacción muy bajos.
Cada vez más industrias y compañías descubren el uso que pueden hacer de blockchain.
Pero quedan muchas cuestiones por resolver. Imaginemos que la humanidad hace
todo con blockchain. ¿Cómo gestionamos esas bases de datos, con qué
tecnología?
Hablan mucho de
cocreación. ¿En qué consiste?
En Europa, la mitad de las compañías se
están embarcando en proyectos de transformación digital. ¿Por qué? Porque se dan
cuenta que el proceso que vivimos es diferente a todo lo anterior. Es más
disruptivo, puede destrozar su modelo de negocio. Ya no solo se trata de
mejorar eficiencias o hacer procesos más baratos... No hace mucho se hablaba de
cuánto se podía ahorrar en las transacciones de la industria financiera. Ahora
la pregunta es si la tecnología blockchain puede arruinar toda la industria
bancaria como existe hoy. Puede ser exagerado, pero algo de cierto tiene,
seguro.
¿Cómo llevas a
cabo un cambio disruptivo?
La forma no es confiar en una empresa
que se supone sabe de todo de todas las industrias, en todas las áreas. Para
nosotros el cambio solo puede venir a través de la cocreación, una práctica muy
antigua en nosotros.
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¿Qué es Blockchain?
El Blockchain (o cadena de bloques) es una
base de datos compartida que funciona como un libro para el registro de
operaciones de compra-venta o cualquier otra transacción. Es la base
tecnológica del funcionamiento del bitcoin, por ejemplo. Consiste en un
conjunto de apuntes que están en una base de datos compartida on-line en la que
se registran mediante códigos las operaciones, cantidades, fechas y
participantes. Al utilizar claves criptográficas y al estar distribuido por
muchos ordenadores (personas) presenta ventajas en la seguridad frente a
manipulaciones y fraudes. Una modificación en una de las copias no serviría de
nada, sino que hay que hacer el cambio en todas las copias porque la base es
abierta y pública.