lunes, 31 de agosto de 2015

KIOSCO SOSTENIBLE: 
PRODUCCION DE ENERGIA LIMPIA

Un grupo de  doctores, maestros y alumnos de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) creó un kiosco que consta de bicicletas fijas y paneles solares que generan energía eléctrica (con la que podrás cargar tus dispositivos móviles) a partir de las energías solar y cinética. Con esto no solo se recurre al aprovechamiento de energías limpias, sino también al fomento de la actividad física de los estudiantes.
El kiosko cuenta con paneles solares y dos bicicletas fijas, las cuales al pedalear crean energía mecánica con una potencia de más de 1000 watts. La energía que se genera en el kiosko permitirá cargar de manera simultánea cuatro computadoras portátiles, 12 celulares, 20 focos Led, cuatro pantallas y una computadora de escritorio.
Cuando se realiza el pedaleo en la bicicleta, por cada 10 minutos la persona quema aproximadamente 150 kcal. y se generan alrededor de 45 watts-hora de energía. Con esto se dejan de producir alrededor de dos toneladas de bióxido de carbono al año, que es lo que se emitiría si se conectaran los dispositivos mencionados en un sistema convencional.
Proyectos como este son parte de la formación académica de los estudiantes universitarios, pues involucran todas las áreas del conocimiento, desde física e ingeniería, hasta filosofía y economía, desde cálculos básicos de factibilidad, hasta el impacto social y ambiental a escala global.

Mecanismos
El Kiosko sostenible cuenta con dos circuitos: el fotovoltaico y el mecánico.
“El primer proceso comienza con la radiación solar. Los paneles solares nos permiten recolectar los rayos solares mediante celdas fotovoltaicas. Esta energía solar acumulada es transformada en energía eléctrica, que se genera por el movimiento de cargas que se establece entre dos capas hechas de materiales semiconductores. Cuando las partículas de luz o fotones impactan sobre la primera capa de silicio (tipo n), se liberan electrones que hay en exceso. La capa inferior de silicio (tipo p) contiene boro, que es deficiente en electrones. De esta manera, las partículas liberadas de la capa de silicio se mueven hacia la capa de boro, formando una corriente eléctrica”.
Una vez obtenida la corriente eléctrica se direcciona hacia el regulador de voltaje, el cual tiene la tarea de limitarlo a un cierto valor para poder cargar los acumuladores sin que sufran daños. Este a su vez transforma el voltaje excedente en corriente eléctrica. Ya regulado, se almacena en baterías especiales para este tipo de sistemas fotovoltaicos. Una vez almacenada la energía, ya está lista para usarse.
Las baterías se cargan a 12 voltios, pero este sistema está diseñado para que funcione a 24 voltios. Esto se logra al conectar dos baterías en serie. Por último, el inversor de onda pura tiene la función de transformar la corriente directa a corriente alterna e incrementar el voltaje para que tenga las características que tienen las líneas de electricidad.
El segundo proceso de producción de energía es el mecánico, este proceso comienza con la energía producida al pedalear la bicicleta estacionaria. La energía mecánica es canalizada por medio de una banda de distribución hacia un generador eléctrico. Este generador produce un campo magnético en su interior al rotar su bobina en torno a imanes. Una bobina secundaria es la encargada de transformar el campo magnético en corriente eléctrica. Una vez obtenida esta corriente se envía hacia un transformador. El proceso mecánico termina cargando los acumuladores y dejándolos listos para el suministro de energía.


(EL PUENTE y agencias)

miércoles, 26 de agosto de 2015

EN EL UNIVERSO EXTRA SOLAR :  
PRIMERA SUPERTIERRA DESCUBIERTA EN ZONA HABITABLE



Se llama Gliese 581d y órbita alrededor de la estrella del mismo nombre (sin la última letra), una enana roja situada a 20 años luz de la Tierra, junto a otros cinco mundos, algunos de ellos también muy interesantes. El planeta extrasolar fue descubierto en 2009 por investigadores de la Universidad Queen Mary de Londres y la de Hertfordshire, quienes lo presentaron como la primera supertierra hallada en zona habitable, es decir, un mundo de un tamaño algo superior al nuestro que se encuentra a la distancia adecuada de su estrella como para contener agua líquida en su superficie, una condición indispensable para la existencia de vida tal y como la conocemos. 

El candidato a planeta fue descubierto usando un espectrómetro que mide la “oscilación”, pequeños cambios en la longitud de onda de la luz emitida por una estrella, causados cuando un planeta órbita a su alrededor. Sin embargo, un informe publicado el último año en la revista Science desestimó la existencia de este planeta, considerando que lo que veían los astrónomos no era más que “actividad estelar disfrazada de planeta”. A su juicio, el supuesto mundo era en realidad “ruido en los datos causado por manchas estelares”.

Los “padres” del “d” no se han achantado, insisten en que su planeta existe y aseguran que las conclusiones de sus colegas son por análisis inadecuados de datos. 

“Siempre ha estado ahí”
Utilizando un modelo más preciso en los datos existentes, los investigadores están convencidos de que la señal de GJ 581d es real, a pesar de la variabilidad estelar. “La existencia (o no) de GJ 581d es significativa porque fue el primer planeta similar a la Tierra descubierto en la zona “Ricitos de oro” (la zona habitable, ni muy caliente, ni muy fría, como en el cuento infantil) alrededor de otra estrella (donde el agua puede existir en forma líquida) y es un caso de referencia para la técnica de Doppler”, explica Guillem Anglada-Escudé, principal autor del artículo. 

“Siempre hay discusiones entre los científicos acerca de la manera en que interpretamos los datos, pero estoy seguro de que 581d ha estado en órbita alrededor de Gliese 581 todo el tiempo”, añade el investigador. “En cualquier caso, la fuerza de su declaración era demasiado fuerte. Si su forma de tratar los datos fuera correcta, entonces algunos proyectos de búsqueda de planetas en observatorios terrestres tendrían que ser revisados significativamente, ya que están destinados a detectar planetas aún más pequeños. Uno tiene que tener más cuidado con este tipo de reclamaciones”, advierte.

La estrella Gliese 581 es una fuente de hallazgos para los cazadores de planetas, pero también una fuente de polémica. En 2010, astrónomos de las Universidades de California y Santa Cruz y del Instituto Carnegie de Washington anunciaron el descubrimiento del primer planeta “realmente habitable” fuera de nuestro Sistema Solar, el planeta “g”, otro de los seis mundos conocidos del sistema. Como ha ocurrido con su hermano “d”, el “g” también fue puesto en duda apenas unas semanas después de ser anunciado oficialmente, pero, también de la misma forma, el equipo descubridor volvió para aportar nuevos datos que parecían confirmar su existencia. Sin duda, Gliese no dejará de dar sorpresas. 

Foto: representación artistica del planeta.




sábado, 22 de agosto de 2015

GRECIA

El ritual del chico Tsipras
Guillermo D. Olmo 

Al que en los últimos ocho meses ha sido su joven primer ministro, Alexis Tsipras, los griegos le llaman “el chico”. Y hay que admitir que, antes de presentar su renuncia, el chico lo ha intentado todo. Les prometió a sus compatriotas que su gobierno se plantaría ante los abusos de los prestamistas y al saqueo al que la mayoría de los griegos cree haber sido sometido en los últimos años. Así consiguió que su pueblo creyera en que era posible un futuro diferente al de penar y penar para pagar una deuda infinita. Pero la realidad y la política de la Europa de esta era brumosa han sido mucho más tercas que los nobles afanes del chico.

Aunque el chico, dice, lo seguirá intentando. Quiere mantenerse en el poder. Lo cierto es que las que Tsipras acaba de forzar con su dimisión, serán las quintas elecciones generales en el país desde que se descubrió que la negligencia corrupta de gobiernos de distinto signo, con la complicidad de colosos de la banca internacional como Goldman Sachas, habían convertido sus cuentas públicas en un descomunal esfuerzo. A eso hay que añadir el referéndum del pasado junio en el que los griegos dijeron “no” a las condiciones impuestas por las instituciones internacionales para ver como a los pocos días el Gobierno del chico tenía que tragar con la mayoría de ellas para evitar la muerte por inanición de los bancos del país.

Desde que estalló la crisis, los griegos han confiado en la socialdemocracia tradicional del clan Papandreu, en el centro-derecha de Nueva Democracia y por último en la ultraizquierda-comunista de Syriza y el chico. Probaron incluso una gran coalición de salvación nacional. Ninguna de esas opciones ha podido desplegar una política diferente a la impuesta por los acreedores. Toda la acción del Gobierno ha tenido que encaminarse a tapar un agujero inconmensurable sin importar que esto perjudique a la economía, condene a la ciudadanía o exija enajenar todo el patrimonio público. Cualquier intento de alterar el rumbo ha sido reprimido. Merkel y Sarkozy presionaron a Papandreu hasta que desistió de celebrar un referéndum sobre el segundo rescate. Tsipras sí llegó a consultar a los griegos sobre el tercero pero su resultado ha tenido en la práctica el mismo valor que un kleenex arrugado.

No hay que ser muy perspicaz para extraer de la historia reciente de Grecia una lección desoladora. Lo que voten los griegos importa muy poco. No extraña que la única opción política con visos de amenazar la superioridad electoral de la izquierdista Syriza sea… una escisión de Syriza todavía más a la izquierda.


Los griegos están llamados de nuevo a las urnas. Millones de ellos acudirán a depositar su papeleta. Una nación entera se movilizará para decidir su futuro. En eso, en teoría, consiste el ritual de la democracia por excelencia. En realidad será poco más que eso, un ritual. El verdadero gobierno de Grecia está muy lejos de las urnas. Por más que lo intente el chico.

miércoles, 12 de agosto de 2015

Opinión

EL FIN DEL CANON EUROPEO


Lucia Annunziata
Directora de L'Huffington Post

Grecia no es Cuba, y Merkel no es Hitler. Las normas europeas no están escritas en piedra como los Diez Mandamientos, y el euro no es la herramienta que vaya a desmantelar el Continente. La simplificación siempre ha sido un poco el arte de la política, pero la tentación de usar el drama griego para reforzar una posición personal no es sólo inaceptable: es también inútil.

No importa cómo acabe todo, Grexit o no -y aquí una no puede sino desear una solución que levante de nuevo a este país, que tanto ha sufrido. El choque sobre Grecia ya tiene un efecto irreversible: la Europa que se critica o se defiende estos días, ya no es la institución que conocimos.

Y durante este conflicto, aquello que definimos como el canon europeo se ha hecho trizas. Desde su concepción, la unidad europea siempre estuvo investida de un fuerte sentimiento del Bien Superior, una especie de Estado de Gracia; el equivalente secular a un camino virtuoso sobre la tierra, logrado tras la difícil superación de los egoísmos nacionales. ¿Cómo no creer en ese Estado de Gracia cuando se contempla la mezcla de pueblos, paisajes y monedas? Así, el canon europeo se definió como una identidad completamente diferente a la de sus estados nacionales: una entidad noble e imparcial, expresión de una norma superior. "Lo dice Europa", "Europa quiere". El recurso a Europa en el imaginario colectivo se construyó como una especie de Corte Suprema del Bien Común. Las crisis nacionales, como la que golpeó Italia, se regularon a través de cartas de instrucciones (como la del Banco Central Europeo que sigue siendo nuestra hoja de ruta), y los hombres y mujeres que ocupan las instituciones europeas fueron investidos de un estatus exagerado comparado con los líderes nacionales.

Entonces llegaron la crisis griega y Tsipras. Y es ahí cuando se rompe el canon. La obstinación (o la astucia, o la falsedad, como Europa prefiere definirla) del primer ministro griego, su ofensa al estatus de los líderes con estratagemas infantiles (camisas sin corbata y motos), y los cambios de dirección de última hora debidos a las dificultades políticas inherentes a Grecia se han conjurado para provocar lo que Almodóvar definiría como un ataque de nervios. Puede que no sea una crisis nerviosa, pero sin duda ha revelado algo: Europa está abandonando su Estado de Gracia, su Olimpo de las Normas, y está haciendo algo que en el lenguaje de la política internacional se denomina llanamente como injerencia: se dirige directamente al pueblo griego, pide la cabeza de Tsipras en bandeja a sus votantes. 

Que este llamamiento haya sido confiado al pálido Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión y hasta este momento la viva encarnación del Homo Europeus, nacido y criado en los pasillos de los palacios de Bruselas, el hombre que hasta ahora había preferido regular la cantidad de leche que puede añadirse al chocolate en vez de alzar la voz y asumir la responsabilidad de acoger a las oleadas de inmigrantes que llegan ilegalmente a las costas de Italia, es una representación maravillosa y surrealista de la nueva Europa que surge de esta batalla. 

Puesta contra las cuerdas, la UE ha abandonado su estilo tecnocrático y se lanza a la política. Declara de qué parte están sus intereses, mide el equilibro de fuerzas, y no tiene miedo de usar el poder que posee. El hecho de que estos intereses sean solo los de algunos países, y que el poder esté en manos de unos pocos, Merkel entre ellos, no es un gran descubrimiento. La diferencia es que esas fuerzas que están en juego en la batalla sobre el destino de Atenas se han puesto de manifiesto. 

Olvidemos el Olimpo de la Normas, olvidemos la imparcialidad. El rey está desnudo. Y en su desnudez, ha demostrado que es como cualquier otro hombre. Esto es lo que ha pasado durante estos días extremadamente difíciles. El Gobierno de la UE ha cruzado un línea que no tiene vuelta atrás: ha abandonado su rol técnico e imparcial, ha abandonado su superioridad y se ha expuesto como lo que es: otro gobierno político, lleno de sus propios políticos, límites y debilidades.

Hay, sin embargo, algo positivo en todo este drama. Que esta Europa no sea ya la que soñamos, es un sentimiento generalizado. Que la forma de gestionar el continente sea arbitraria, hace tiempo que se dice. La crisis griega puede haber llevado esta conciencia a un nivel donde el cambio ya no puede posponerse.

-- Este artículo se publicó originalmente en Huffington Post (Italia) y se tradujo del italiano.