¿Aborto?
Atilano González
Villa y agencias.
Este joven de 18
años de edad es Samuel Alexander Armas, quien nació el 2 de diciembre de 1999. Es
aquel que sacó su manita del interior del útero de su madre, en plena operación
para corregir un problema de espina bífida, y agarró la mano del médico que lo
intervenía. Esta foto se hizo viral y causó notable impacto en los miles de millones que la vieron en todo el mundo.
La historia
Sus padres Julie, enfermera
de 27 años de edad, y Alex Armas,
ingeniero aeronáutico, intentaron mucho tiempo tener un bebé. Julie sufrió
dos pérdidas antes de quedar embarazada del pequeño Samuel. Sin embargo, cuando
cumplió 14 semanas de gestación comenzó a sufrir intensos calambres. Una prueba de ultrasonido mostró las razones, el cerebro de Samuel lucía deforme y la espina dorsal se desprendía de una columna vertebral que también presentaba anomalías: el bebé sufría de espina bífida y podían decidir entre un aborto o un hijo con serias discapacidades.
Espina bífida
Esta malformación,
la espina bífida, puede llevar al daño cerebral, generar diversas parálisis e
incluso una incapacidad total. Su
cerebro estaba deformado y tenía expuesta parte de la espina dorsal por falla
en el desarrollo de la columna vertebral. Además, especialistas opinaron que nunca
sobreviviría a menos que se le practicara una operación intrauterina. El
riesgo era grande, porque nunca antes se había intentado una operación de esta
envergadura. Sus padres, Julie y Alex, estaban desolados. Pudieron haberse decidido por abortar, lo que era legalmente permitido en Georgia, Estados Unidos, donde residían. Pero no se lo plantearon.
Antes de dejarse abatir, la pareja decidió buscar una solución por sus propios medios y ambos comenzaron a solicitar ayuda a través de Internet. Así fue como se conectaron con el Dr. Joseph Bruner en ese entonces en el Centro Médico Universitario de Vanderbilt, en Nashville (EE.UU).
El Dr. Bruner y su equipo, tras numerosos estudios realizados en el mismo Centro Médico Universitario y consultas con otros especialistas, decidieron intervenir al niño sin sacarlo del útero.
Con la operación se cerraría la abertura protegiendo así a la espina y con eso al eje de las comunicaciones de señales nerviosas al cerebro del feto.
Para la operación se tuvieron que diseñar instrumentos especiales, así las suturas usadas para cerrar la herida fueron de un tamaño inferior al espesor de un cabello humano.
Julie decía: “¡No me preocupa que el bebé no pueda caminar, solo quiero un bebé que me reconozca!”. La teoría médica era que prevenir el desorden antes de que el bebé naciera aumentaba las posibilidades de que no sufriera daño cerebral serio. La espina bífida no se cura pero sí puede intentarse limitar significativamente el posible daño interior.
La intervención era considerada de alto riesgo y despertó controversias, pues rompía el principio médico que afirma que el riesgo no debe ser superior a los beneficios. El matrimonio Armas estaba consciente de que si algo marchaba mal, no se iba a intentar a extraer a Samuel por cesárea. La ciencia médica, además, no podía asegurar la vida en un feto de 21 semanas fuera del útero materno.
Se alistó entonces un equipo de emergencias médicas, no para Samuel sino para Julie. En declaraciones posteriores Julie dijo: “Lo peor que podíamos hacer era no intentarlo. Qué sucedería si para cuando Samuel tuviera 21 años el procedimiento fuera estándar y les preguntara: “¿Ustedes sabían que esto existía?” Y nosotros nos veríamos obligados a contestarle: “Sí, lo sabíamos, pero no lo hicimos”.
Durante la operación, el equipo permaneció aparentemente tranquilo. El Dr. Bruner y el pediatra Noel Tullpant hablaron del tiempo durante el transcurso de la operación. Al cabo de una hora, el útero era colocado nuevamente en su lugar. “Hermoso”, dijo uno de los técnicos y el alivio recorrió la sala de cirugía.
Durante la intervención, el cirujano extrajo el útero mediante una cesárea y practicó una pequeña incisión a la bolsa, a través de la cual le fue posible operar al pequeño Samuel.
La mano de la esperanza
El Dr. Bruner estaba acabando exitosamente la operación cuando Samuel
sacó su pequeñísima, pero bien desarrollada, mano a través de la incisión
practicada y se agarró del dedo del atónito médico.Este prestigioso cirujano dijo haber vivido el momento más emotivo de toda su vida, cuando sintió la mano de Samuel asiéndole uno de sus dedos “a modo de agradecimiento por obsequiarle con el regalo de la vida”.
Por supuesto, el Dr. Bruner permaneció helado, totalmente inmóvil por varios segundos, durante los cuales Samuel seguía cogiéndole el dedo, lo que le dio suficiente tiempo para que el fotógrafo oficial pudiera captar el momento con toda claridad.
El documento gráfico
Este fotógrafo registró la cirugía practicada al feto de 21 semanas de gestación y captó la pequeñísima mano desde el interior del útero de su madre y sujetó uno de los dedos del cirujano. El fotógrafo es Michael Clancy, quién describe el episodio como “milagroso” y que “le cambió la vida”. Cubría la operación para el “USA Today”, medio que publicó la foto el 7 de septiembre de 1999.
Esta fotografía se
volvió viral, en segundos le dio la vuelta al mundo y quedó para la historia. El
niño se llamó Samuel Alexander Armas.
Testimonio del fotógrafo
Mientras un médico
del equipo me preguntaba qué sensibilidad de película estaba usando, por un
lateral del ojo vi agitarse el útero, sin que estuviera cerca la mano de nadie.
Se agitaba desde dentro. De repente, un brazo entero salió por la abertura,
para retraerse a continuación hasta que sólo quedó a la vista una pequeña mano.
El doctor la alcanzó y la elevó, reaccionando ésta y cogiendo el dedo del
doctor. Como probando su fuerza, el doctor agitó el pequeño puño. Samuel
aguantó firme. Hice la foto. ¡Guau…!
Ocurrió tan deprisa que la enfermera que tenía al lado me
preguntó, “¿Qué pasó?”.
“El niño salió...”, le dije.
Después…
Luego de la exitosa operación, comenzó la batalla por la supervivencia
del bebé. Julie retornó a su hogar pocos días después y se pronosticó su nacimiento para el día 28 de Diciembre.
Samuel llegó al mundo el 2 de
diciembre de 1999 a las 6:25 pm, con peso de poco menos de 3 kilos y midiendo
52 centímetros. Nació a las 36 semanas, pero llegó llorando. No tuvo que pasar
demasiado tiempo en la unidad prenatal y ambos, madre e hijo, estuvieron en su
casa el 6 de diciembre. Después de analizar su cerebro con ultrasonido, el
neurocirujano de Samuel se mostró muy optimista sobre su evolución, no presentaba
malformaciones ni hidrocefalia.
Agradecimiento…
Después del nacimiento, los padres de Samuel dirigieron una carta a todos los amigos que en el mundo se unieron en oración por el bebé y adoptaron su conmovedora historia como estandarte de la lucha contra el aborto.
Según Alex, el padre, el aborto nunca fue una opción.
HOY
Es un muchacho en la plenitud de
sus capacidades mentales.
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