¿Qué es el
aprendizaje inverso?
Vicerrector de Innovación y Desarrollo Educativo- Universidad de La Rioja, Profesor de Métodos de Investigación y Diagnóstico en
Educación y Doctor en Ciencias de la Educación y en Ciencias Biológicas, Javier Tourón:
“Hace unas pocas fechas, en la página en la que trabajo con otros
autores, theflippedclassroom.es, Raúl Santiago, Doctor en Educación y Profesor en la Universidad de La Rioja (España), publicó en inglés el manifiesto sobre la enseñanza inversa o flipped classroom que se había publicado en 2011 en el Daily Riff. Como dice cosas muy interesantes, he decidido traducirlo al español.
Tiene una relación tan evidente con el desarrollo del talento, que añadiré
algunos comentarios al final”.
Si un
cirujano de hace cien años entrase hoy en un quirófano, probablemente no sabría
cómo conducirse, desconocería buena parte del instrumental e ignoraría el uso
de la tecnología que contiene hoy una sala de operaciones. En cambio, si un
profesor de hace cien años entrase en una de nuestras aulas, probablemente no
tendría problema alguno para “dar la clase”.
Enseñanza inmóvil
Y es que
pocas actividades han permanecido tan iguales a sí mismas como la enseñanza.
Una escuela de hoy difiere poco de una de ayer. Sin embargo, el mundo ha
cambiado de manera radical. Ya no es posible aprender como antaño, pero no
porque los conocimientos sean más amplios o incluso distintos. Eso, siendo
mucho, sería poco. Lo que ha cambiado de manera radical son las necesidades del
aprendizaje. Hay que reconocer que la escuela -la universidad también- son muy
resistentes al cambio. No porque no progrese el conocimiento, sino porque no
progresan los modos de trasmitirlo, no progresan los responsables de esta
acción.
Ya señaló John Dewey, hace casi cien años, “si
enseñamos a los alumnos de hoy como lo hicimos con los de ayer, les robaremos
el mañana”.
Metodología didáctica expositiva
Veamos un
instante la universidad. En lo esencial, ¿en qué se diferencia una “lectio” de
hoy de una “lectio” propia de las escuelas monacales y catedralicias? Hace unos
años decíamos: “Parece como si no se hubiese inventado la imprenta”. Hoy
diríamos al contemplar las clases de cualquier nivel educativo: “Es como si no
hubiésemos descubierto la realidad digital y la sociedad conceptual”.
Claro, nadie
negaría el progreso del conocimiento, pero si eso es así, ¿por qué no cambia el
modo de transmitirlo? Las necesidades han cambiado. Ahora el alumno debe ser
capaz de asumir el protagonismo que la metodología didáctica expositiva le
roba. Claro que la exposición es necesaria, útil y eficiente, pero no el único
medio para que el alumno se erija en sujeto agente y deje de ser sujeto
paciente.
La realidad
La cuestión
de fondo es que, en el escenario actual, el alumno va a clase “a ver qué le
dicen”, a tomar unas notas… y a aclarar -eso sí- qué entra y qué no en el
examen. Alguien con cierta acritud dijo en una ocasión que “una lección
magistral es un procedimiento por el que lo que está en los papeles del
profesor pasa a los papeles del alumno, sin haber pasado por la cabeza del uno
ni la del otro”.
Sacar al alumno del anonimato
Exageraciones
aparte, un esquema didáctico basado en la exposición refleja una concepción de
la escuela o la universidad como ámbitos de enseñanza donde el profesor es el
gran protagonista, pero si la metodología es diversa y se centra en la acción
del alumno, si lo rescata y lo pone en primer plano, se logrará su implicación
personal a través de la acción.
Este es uno
de los retos de la educación moderna, más allá de la profusión de medios
digitales, como a veces puerilmente se piensa. “Para saber lo que queremos
hacer, tenemos que hacer lo que queremos saber”, podríamos decir recordando
esta máxima del estagirita (Estagira, antigua
ciudad de Macedonia, patria de Aristóteles).
El alumno
debe pasar de espectador a protagonista, de sujeto paciente a sujeto agente. La
implantación decidida y la integración cabal de la tecnología -particularmente
la digital- pueden hacer posible esta aparente utopía. No porque facilitan un
acceso rápido y sencillo a la información -esto, siendo mucho, sería poco-. La
importancia de las tecnologías reside en dos aspectos básicos: 1- La función
diferente que adquieren profesor y alumno en el proceso de
enseñanza-aprendizaje, que les permite un desarrollo de capacidades diversas,
tanto para unos como para otros. 2- En que el tratamiento de la información ya
no es lineal.
Por eso, la
clave ahora es una educación que fomente hábitos intelectuales, en lugar de la
mera transmisión de conocimientos.
Lo
importante no es lo sabido, sino el saber. Como señaló hace más de veinte años
el rector de la Universidad de Navarra, Alejandro Llano, en el discurso de
apertura del curso 1994: “Lo descriptivo
cederá la primera posición a lo metodológico. Lo formativo tendrá mayor
relevancia que lo informativo. El objetivo focal será una intensa y amplia
preparación intelectual: aprender a pensar con rigor, hondura y creatividad”.
La educación de
excelencia, fomenta hábitos intelectuales y no es solo transmisión de
conocimientos.
Aula Invertida(en inglés: Flipped Classroom) queda actualmente así: “El
Flipped Learning es un enfoque pedagógico en el que la instrucción directa se
mueve desde el espacio de aprendizaje colectivo hacia el espacio de aprendizaje
individual, y el espacio resultante se transforma en un ambiente de aprendizaje
dinámico e interactivo en el que el educador guía a los estudiantes a medida
que se aplican los conceptos y puede participar creativamente en la materia
"La clase invertida supone
un desplazamiento intencional del contenido que ayuda a que los alumnos vuelvan
a ser el centro del aprendizaje, en lugar de un producto de la
escolarización"
El manifiesto de la
clase inversa
¿Que implica la
inversión (flip)?"Flip" es un verbo. En un aula “flipped” estamos transfiriendo activamente la responsabilidad y la propiedad del aprendizaje del profesor a los alumnos. Cuando los estudiantes tienen el control sobre la forma en la que aprenden el contenido, el ritmo de su aprendizaje y cómo éste se evalúa, el aprendizaje les pertenece. Los profesores se convierten en guías para facilitar la comprensión, más que en los dispensadores de hechos y los estudiantes se conviertan en aprendices activos, en lugar de receptores de información.
En segundo lugar, estamos desplazando el proceso de
instrucción y utilizando la tecnología para derivar la instrucción directa
cuando es oportuno. La instrucción directa (o clase) sigue siendo una
herramienta valiosa para los profesores en algunos casos. (Con este enfoque) en
lugar de depender de la clase, simplemente la utilizamos cuando nos ayuda para
conseguir un objetivo de aprendizaje.
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