miércoles, 1 de abril de 2015

Vive tus sueños y no los sueños de otro


Francisco G. Barroso Tanoira*
Universidad Anáhuac Mayab

* Doctor en Ciencias Administrativas.
División Negocios, Universidad Anáhuac Mayab. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI)



Hace muchos años tuve la oportunidad de impartir clases de licenciatura en una institución pública a la que aprecio de manera muy especial. El primer día de clases, como hago con todos mis grupos de licenciatura y posgrado, siempre pregunto a cada alumno su nombre y una meta en la vida. El primero me dijo que su meta era terminar su carrera con un buen promedio. Bueno…finalmente eso es una meta. ¡Siguiente! El segundo también me dijo que quería terminar su carrera con un buen promedio. Así el tercero y el cuarto… Cuando ocho me dijeron lo mismo, entonces paré el ejercicio y aproveché comentarles que terminar la carrera y trabajar para otros es ciertamente una alternativa. Sin embargo, también está la posibilidad de emprender… de crear una empresa y dar vida a los sueños propios, generando empleos y ofreciendo valor a sus clientes. 

Por supuesto que uno no puede desear lo que no conoce. Si los alumnos vienen de padres asalariados y se mueven en un mundo donde sus familiares y compañeros trabajan en empresas, es natural que perciban su futuro en una nómina, a menos que suceda algo en su vida que les haga cambiar de parecer. Si no se encuentran con alguien que les abra los ojos y les inculque la idea que puede crear su propio negocio, difícilmente se van a aventar al ruedo. Aquí es donde entra la importancia de la escuela, en este caso, de las instituciones de educación superior (IES), como formadoras de pensamiento crítico y creativo orientado hacia la innovación y el emprendimiento.




Desarrollo de emprendedores
Participé en varias ocasiones como evaluador en el programa DESEM (Desarrollo de Emprendedores). Durante un semestre los alumnos participan en la formación de una empresa, desarrollan un producto y lo venden, con todos los procedimientos de costos, compras, organización, recursos humanos y finanzas. Vi proyectos tan buenos como para comercializarse en el corto plazo, pero al preguntar a los alumnos si pensaban seguir con la idea (período 2001 a 2004), nueve de cada diez respondían que no, ya que el proyecto solo servía para aprobar la materia. Esto sugiere que el alumno vivía en su mundo, donde las recompensas son los puntos y la calificación, por lo que el desarrollo emprendedor no se cumplía cabalmente. Sin embargo, en la última vez que participé en una actividad similar, en 2013, me llevé la grata sorpresa de que tres de cada diez alumnos afirmaron que sí seguirían la idea. Es probable que a través de los años se dé un cambio en la forma de pensar de los muchachos, pero hay que hacer más. No basta con añadir materias de proyectos o enviarlos a prácticas a empresas, para despertar en ellos el deseo de emprender.



El ejemplo y los casos de éxito son la mejor forma
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Barreras para emprender
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