miércoles, 27 de abril de 2016

No dejar los problemas económicos al economista


Yanet Aguilar Sosa, periodista.

Thomas Piketty*, economista sui generis. No sólo es uno de los estudiosos más avezados de la distribución de la riqueza en el mundo en el siglo XXI, sino un economista que se apoya en obras de ficción de escritores como Honoré de Balzac, Jane Austen y Carlos Fuentes para entender y dar a entender a sus lectores, de manera sencilla, temas cruciales como la lucha de clases, la pobreza, el poder del dinero, las desigualdades económicas, los patrones de acumulación de riqueza y una base de datos económica única en su tipo.
 Con mirada amplia, querría conocer los datos fiscales de todos los países para evaluar la equidad en la riqueza mundial. Y señaló que en la política fiscal de nuestro país hay “demasiada opacidad y los ciudadanos deben exigir mayor transparencia”.

En su visita a México, Piketty dijo que México necesita “una política tributaria más progresiva, con tasas más altas para la gente más rica, y se requiere reducir los impuestos en consumo a la clase media”. En cuanto a su libro “El capital en el siglo XXI”, dijo es sencillo de leer: “Es un libro de historia más que de economía, una revisión de lo que sucedió en los últimos tres siglos, contiene muchos datos históricos. Con medio siglo de experiencia he tratado de ofrecer una visión y evidencia histórica para entender los retos económicos que tenemos hacia el futuro”.

Entrevista
Dice que la situación actual es semejante a la del siglo XIX. Los ricos son más ricos y su riqueza crece más rápido, ¿no significa esto un retroceso?
- Sin duda, aunque estamos en una situación mucho mejor que en el siglo XIX. Los estándares de vida han mejorado, pero necesitamos avanzar en términos democráticos para evitar recesiones y crisis económicas. Algo que sí es igual al XIX es la gran desigualdad económica, a pesar de los beneficios de la globalización. Esa fue la preocupación de los economistas en el XIX y también de los del XXI. Pero para nada significa que tenga que acabarse la propiedad privada o el capitalismo, pero hay que hacer algo por el bien común.

¿Qué hace falta?
- La transparencia es fundamental. Si las sociedades no tienen transparencia y más información sobre la economía, es muy difícil confiar en los gobiernos. Si queremos que la clase media pague para tener acceso a servicios, es importante convencerlos de que los ricos tienen que pagar más impuestos que ellos. También es necesaria más eficiencia en la gestión de los gobiernos. En América Latina es muy complicado el acceso a los datos fiscales, así que no podemos saber cómo se desenvuelven los grupos sociales en lo económico.

Aún cuando el libro incluye una amplia base de datos, el mundo es muy diverso.
- Cada país tiene problemas por resolver. En cierta manera, intento tener un nacionalismo intelectual. Por supuesto, los problemas de México y de Francia son distintos y se tienen que resolver de manera específica. Pero siempre hay mucho que aprender de otros países. Tenemos que encontrar mejores soluciones con base en una revisión histórica y comparaciones internacionales, como las que yo proveo en este libro.

¿Qué puede hacer el ciudadano común, para ayudar a enfrentar las diferencias entre ricos y pobres?
- No hay que dejar los problemas económicos a los economistas, porque pertenecen a todos. A menudo los economistas pretenden que la ciencia es muy sofisticada. Eso no es cierto. Al mismo tiempo, es muy cómodo para los ciudadanos decir “no entiendo”, “no tengo opinión”, no puede ser así. Para un mejor gobierno, se requiere entender que la situación es de todos, participar en su elección y ejercer presión, exigir una mejor política fiscal, para lo cual se necesita ir más allá de los aspectos técnicos de la economía. Esto hará que los ciudadanos se unan a las políticas económicas del gobierno. Con este libro intento democratizar estos temas.

¿Este podría ser el momento de alcanzar la igualdad económica?
- Vivimos en un momento en que podemos lograr que la pobreza desaparezca. Hay un alto desarrollo tecnológico y podemos utilizarlo para erradicar la pobreza, pero también esta época tiene una desigualdad tremenda y los productos internos brutos son muy diferentes. México es buen ejemplo: hay millones de pobres, pero tienen al hombre más rico del mundo. Así es nuestra época. Necesitamos encontrar un balance.

¿Quiénes deberían de ser los lectores de su libro?
- La gente normal. No escribes un libro para los políticos, sino para todos los que leen. Si los políticos leen, está perfecto, pero no creo que lean libros. Lo fundamental para mí es que el debate político sea democrático y que la opinión pública se involucre en estos temas.

En México hay graves problemas de educación… 
- México tiene que alcanzar a otros países desarrollados, pero también debe luchar con la desigualdad y esto requiere inversiones más igualitarias y que involucren a toda la gente. Sólo esto va a reducir la desigualdad. La educación es muy importante, el mercado laboral también, pero el sistema fiscal en México es muy desigual y tiene muchas aristas que fallan: hace que la clase media pague demasiados impuestos y la clase alta no pague tantos impuestos como debería. Hoy en día la clase media paga un impuesto muy alto por la luz o al hacer las compras, pero si tienes una herencia de millones de pesos no pagas ningún impuesto, lo cual genera un enorme boquete económico. Estas políticas tienen que ser mejoradas y lograr un mayor equilibrio.

 Usted cita obras de Balzac, de Austen, de Carlos Fuentes. ¿La literatura es una herramienta para entender las desigualdades económicas?
- Las novelas son un medio muy poderoso. Tiene menos poder un escritor de economía que un escritor de ficción. Las novelas dan diferentes perspectivas, ayudan a comprender la política económica en general: el trabajo, las diferentes relaciones entre los trabajadores. Carlos Fuentes me ha ayudado a entender la situación económica en México: él trató la diferencia de clases y el poder de los políticos. Esto es parte de mi perspectiva, es parte de la dinámica de la desigualdad: el saber cómo las políticas se deciden a través de las instituciones y que muchas veces no son colectivas.

¿Cómo le sienta el éxito?
- Me hace feliz que mucha gente lea libros a los que usualmente no se acerca por extensos, con muchos cuadros económicos. El hecho de que se entienda me complace mucho. Parte del éxito del libro viene de que lo lee más y más gente que quiere generar su propia opinión, para no dejar las decisiones, ni las opiniones a los economistas. El libro hace la economía más accesible y da una perspectiva económica para que la gente entienda. Espero que quienes lo lean en México, tengan muchos debates y discusiones sobre el tema.

* Economista francés nombrado (2012) por la revista Foreign Policy uno de los “100 pensadores globales más influyentes”. Recibió (2013) el premio Yrjö Jahnsson de la European Economic Association, otorgado cada dos años a un economista europeo menor de 45 años de edad. Durante más de 15 años conformó una base de datos fiscales de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Japón, Reino Unido, Suecia y otras más, en la cual sustenta su exitosa obra El capital en el siglo XXI.

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