lunes, 20 de agosto de 2018


El insano juego
del emprendedor: un
paliativo para todos los males.

Por J. Gabriel Cabañas Marrufo
Académico en UNID, UTM y SEP.
 
Actualmente las políticas públicas gubernamentales utilizan el término emprendedor para presentar programas  que ayudan a financiar los proyectos empresariales de jóvenes y adultos. Este tipo de acciones han creado una definición tergiversada sobre el término. A continuación vamos a recapitular y explicar qué es un emprendedor desde el campo de la investigación.

El emprendedor ha sido estudiado desde tres perspectivas:
1- La económica, donde se explica la repercusión de la generación de empresas en la economía de un país.
2- La psicológica o de los rasgos, la cual explica los rasgos de la personalidad de los emprendedores.
3- Y desde el proceso de la creación de empresas, donde se explica cómo y cuál es el proceso  por el que  pasa un emprendedor para conformar su negocio.



 
Un poco de historia
Haciendo un estudio diacrónico, en un principio el término emprendedor no se usaba dentro del mundo de la empresarialidad, solo existían las empresas y los  empresarios. Fue Richard Cantillon  quien habló por primera vez del empresario, en el primer tercio del siglo XVIII. El redacta que el empresario toma un alto grado de riesgo, por el cual cobra, y otras cosas inherentes como la transportación del producto al lugar donde se venderá, lo cual origina que en la sociedad hayan dos tipos de personas: el empresario y el asalariado, siendo el empresario quien toma el riesgo de obtener una ganancia incierta y el asalariado quien recibe un pago fijo por solo hacer bien su trabajo.

Después J.B Say, en 1841, habla de los beneficios que obtiene una empresa al emplear en ella un capital. Presenta que el beneficiario es el empresario aunque éste haya puesto el capital de un préstamo, pues él asumió la responsabilidad de todas las oportunidades, buenas y malas de la producción.

Casi un siglo después llegó Schumpeter, quien explica que el ser empresario es un momento entre la idea de generar un proyecto y la puesta en marcha de la idea. Cuando se generan las ideas para establecer un negocio se es empresario y la ejecución de aquellas ideas, para Schumpeter, es la causa de dejar el papel de empresario para tomar el nuevo  rol de operador. Fue Schumpeter quien verdaderamente estudia al empresario o emprendedor, Cantilllon  y Say  tan solo redactan algunos párrafos de este personaje.

Después de Schumpeter aparecieron muchos teóricos que le dieron la justa valía al estudio del empresario y del emprendedor desde la perspectiva de los rasgos o de la psicología.
           
            La doctora Leonor López, catedrática e investigadora de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) hace lo propio y resume este estudio en la siguiente tabla con el perfil del emprendedor:

Innovadores
Necesidad de realización
Líderes
Locus interno de control
Tomadores de riesgos moderados
Confianza en sí mismos
Independiente
Implicación a largo plazo
Creativo
Tolerancia a la ambigüedad e                                               incertidumbre
Enérgicos
Iniciativa
Perseverantes
Aprendizaje
Originales
Utilización de recursos
Optimistas
Sensibilidad hacia los otros
Agresividad
Orientados hacia los resultados
Flexibles
Tendencia a inspirar confianza
Desenvueltos
Dinero como medida de              resultados

 
Por último está el enfoque del emprendedor, a partir del proceso de la creación de empresas. Kantis, autor de diversos estudios referentes al tema, en 2004 presenta un análisis del proceso emprendedor de la empresa, llamándole “el estudio de la empresarialidad”. En este  estudio  se presentan los momentos por los que  pasa un emprendedor hasta poner su empresa.
 
 

 
Después de presentar las tres posturas del emprendedor, preguntémonos:
¿Por qué los gobiernos gastan los recursos públicos en programas que impulsen al emprendedor? Supongo que la respuesta está en el estudio económico. Esto quiere decir que  si cada día hay más personas generando empresas, el país contaría con más empleos y  esto estimularía a la economía nacional.

Déjenme decirles que según el blog Vivoemprendiendo, el 90%  de los proyectos empresariales impulsados por políticas públicas son improductivos, esto quiere decir que  uno de cada diez proyectos se pone en marcha y no se cuentan los que no sobreviven los cinco primeros años.

Supongamos que todos los concursos de emprendimiento se van a fondo perdido, se estaría rompiendo con las teorizaciones de Cantillon, Say y Schumpeters, pues el riesgo del emprendedor no existiría y por consiguiente ya no se llamaría emprendedor. Y si el dinero otorgado no es a fondo perdido, en lugar de generar fuentes de empleos estos programas estarían generando más esclavos para los bancos, pues la deuda se tendrá que pagar de alguna manera u otra.

Al leer esto muchos me dirán: Gabriel por lo mismo está el Instituto Yucateco  de Emprendedores (IYEM), para darle seguimiento y apoyo a los nuevos empresarios. Sí, lo entiendo muy bien, así como entiendo que muchas universidades tienen ese apoyo desde hace ya muchos años.
 
 

Tan solo quiero advertir lo siguiente:
Entrar a un concurso de gobierno para cumplir tu sueño empresarial, no te hace emprendedor. Hay emprendedores que no quieren desarrollar un negocio, hay muchos que quieren cambiar sociedades, ayudar a los animales, borrar la huella de carbono, entre otras cosas y eso lo  hacen, a veces, con su propio dinero.

La doctora López, lo señala muy bien al hablar sobre el espíritu emprendedor: “No se manifiesta únicamente en los individuos que desarrollan actividades empresariales, sino que también se encuentra presente en personas que realizan y ejecutan proyectos relacionados con otros campos, como la educación, el gobierno o esfuerzos sociales”.  Ellos son más emprendedores que muchos que así se hacen llamar.

Esas campañas de emprendedores, que premian en base a “likes”, son lo mismo que un show televisivo de artistas que premian con el aplauso del público.

¡Ya!
Basta  de usar mi dinero para esas cosas. Si se busca fomentar la participación empresarial, es suficiente con reducir el impuesto sobre la nómina, ISR, pagos al seguro social o quitar ese sistema burocrático para abrir un negocio, ya que esos programas al parecer solo buscan endeudar.

Que sigan los programas de  emprendimiento, pero con una justa dirección y no
los conviertan en shows mediáticos alejados de los estudios empresariales. Por eso #YoNoSoyEmprendedor, no como ellos me lo quieren vender, yo emprendo al escribir esto, mis amigos al abrir centros culturales donde presentan exposiciones, música, películas, generan diálogo, al irse a la selva para no contribuir a esta contaminación, #YoNoSoyEmprendedor por que no veo el dinero como
la medida de mis resultados.

Basta de inculcar la filosofía capitalista basada en la acumulación de bienes  materiales. Si esto sigue así, vaticino jóvenes endeudados y deprimidos. Esto tiene cura y
se llama arte, filosofía, sociedad critica… #YoNoSoyEmprendedor.

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