miércoles, 6 de junio de 2018


“Triunfo del ama de casa”

 
Regreso a las costumbres tradicionales, torna amena la vida en el hogar.

 

 

 ¿Cómo sacar brillo a la plata con bicarbonato de sodio, preparar un inolvidable mil hojas o tejer una bufanda única?

Estos temas regresaron de forma palpitante entre las mujeres del tercer milenio en Francia, amantes de las tiendas de diseñadores, profesionales que se graduaron en las universidades.

La “nueva hadas del hogar” derrotaron a las “working girls”, que en los años 80 y 90 se habrían muerto de vergüenza al expresar cualquier interés por el ambiente del hogar.

El retorno…, al hogar.
Según Le Figaro Madame, toda una generación femenina de jóvenes exitosas se deleita con las artes domésticas. Los productos con apariencia “vintage”, o de otra época, están de moda en el país que una vez fue la patria de mayo del ‘68.

La tendencia provino de los EE.UU., donde el movimiento de las retro wives (algo así como esposas que retroceden en el tiempo) florece. El fenómeno fue analizado ampliamente y con preocupación por el prestigiado periódico The New York Times, que ha sido habitualmente el púlpito del feminismo más arrojado.

Numerosos blogs estadounidenses (The Glamourous Housewife, The Vintage Wife…) tratan con un toque de provocación la sed de perfección doméstica en la cocina y en la ropa.

Viejas feministas y austeros sociólogos de universidad se quiebran la cabeza para entender lo que está ocurriendo. Ellos anunciaron la liberación de la mujer a través del microondas y de otras innovaciones. Y ahora todo queda al revés.

El regreso triunfal del home-made (hecho en casa) en realidad comenzó en la cocina. En la década del 2000 quedó de buen tono preparar todo en casa y con sus propias manos, desde la pasta a los postres, para mantener la categoría de ama de casa moderna. Una verdadera aberración para los que se sorprenden con la tendencia…

Internet, dice la revista francesa, se llenó de una legión de “cocineros” petulantes como Keda Black, Julie Andrieu, Trish Deseine y Alix Lacloche, que vinieron a dar un tono de juventud a la imagen de la madre dedicada al horno.

La “folie pâtissière” (“locura por la pastelería”) vino a coronar el fenómeno, dice Le Figaro Madame, pues “las manos en la harina es lo que es más tradi” (tradicionalista ).

Hoy en día, se puede asistir a cursos del género “milhojas paso a paso”, sin el menor temor de parecer alienada. Ante la vulgaridad de la comida moderna, apareció el deseo de pasar a un nivel superior.

Y las nuevas reinas de la casa, dice la revista, dieron el golpe de gracia con el interés de tejer y por la costura, dos columnas más de la sabiduría hogareña.

Lo nuevo…, lo antiguo.
El sitio We Are Knitters (somos tejedoras), con sus series y tutoriales con secretos para aprender a tejer bufandas o piezas sublimes con agujas de madera fina y lanas peruanas, es un claro ejemplo.

Otras jóvenes blogueras invitan a remendar y reformar los vestidos, bolsas o joyas por el puro placer de hacerlo “maison” (en casa).

Para las viejas feministas, se trata de una vil sumisión, pero de acuerdo a la encuesta Créations Salon & Savoir-faire, de noviembre pasado, el 89 % de las francesas piensan que hacer uso de sus manos sirve para “descargar tendencias negativas”.

La periodista Valérie Saint Pierre, autora del reportaje, se declara totalmente contraria a la nueva tendencia. Sin embargo, termina confesando: “Sin duda, yo me quedé fuera de la moda”.
 
(Publicado en “Luzes de esperança)

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