El
sexo salvaje y el género quieren destruir a la familia y crear un nuevo orden
mundial.
Gabriele Kuby, militante de la ideología de la
Revolución de la Sorbona en 1968, hoy denuncia las estrategias anti familia del
poder político y económico mundiales.
Gabriele Kuby |
- Vito Punzi entrevista a Gabriele Kuby, autora
de “Gender Revolution- Relativismo en acción”.
La alemana Gabriele
Kuby, nacida en Constanza en 1944, es socióloga y autora de ensayos dedicados a
la educación y a la sexualidad.
Comprometida durante mucho tiempo con los movimientos
estudiantiles alemanes surgidos en el ‘68, Gabriele Kuby se convirtió a la fe
católica y entró a esta Iglesia el 12 de enero de 1997, a los 53 años de edad,
cuando recibió el sacramento del bautismo.
Su primer libro (Mein Weg zu Maria – Von der Kraft
lebendigen Glaubens, Mi camino hacia María – Sobre la fuerza de la fe viva)
ha sido un éxito de ventas.
Como publicista concentra su
interés en los callejones sin salida que ha tomado la sociedad moderna,
indicando que la verdadera vía se
halla en una nueva conciencia de la experiencia cristiana.
Su único libro publicado en Italia es “Gender Revolution” (Cantagalli 2008) y
representa un grito de alarma dirigido a todos los Estados miembros de la Unión
Europea: en cada ámbito del vivir público hay que reconocer como fundamento de
la familia la diferencia sexual entre hombre y mujer.
Su último libro publicado en Alemania hace un año es: “La
revolución sexual global. Destrucción de la libertad, en nombre de la libertad”.
“Era el 31 de septiembre de 2012 – recuerda Gabriele Kuby
– cuando tuve el privilegio de entregar personalmente una copia del libro a
Benedicto XVI, y para mí fue un gran estímulo oírle decir “Damos gracias a Dios
por lo que dice y escribe”.
Está prohibido prohibir, fue uno de
los lemas de la Revolución de la Sorbona.
- La constatación de que la liberalización de las normas sexuales representa la línea del frente de la moderna batalla cultural. “Yo pertenezco a la generación del ‘68 y participé activamente en ese movimiento. Después de mi conversión se me cayeron las vendas de los ojos. Y después del libro de 2006, dedicado a la revolución del “gender”, continué recogiendo material. Seguidamente sentí la necesidad de presentar la evolución de esta ideología, porque todos perciben los efectos del vuelco de los valores, como la destrucción de la familia, pero son pocos los que son conscientes que detrás de este vuelco se esconde una estrategia de las élites del poder, desde la ONU a la Unión Europea, pasando por las altas finanzas.
Por lo tanto, ¿cuál es el mensaje que
quiere transmitir?
- La desregulación de las normas sexuales
conduce a la destrucción de la cultura. La Declaración Universal de los
Derechos del Hombre de 1948 establece que la familia es el núcleo de la
sociedad y que necesita una reglamentación moral para existir.
“Con todo lo que agrede a los niños mediante los medios
de comunicación social, Internet y la educación sexual obligatoria que es
impartida en los colegios, es difícil para los niños convertirse en adultos
maduros, es decir, en grado de asumir la responsabilidad de ser madres y
padres.
¿Por qué en el subtítulo del libro ha
elegido poner el acento sobre la libertad, o mejor, sobre la obra destructiva
que se realiza en su nombre?
- La exaltación filosófica del individualismo
que tuvo lugar en el tiempo de la Ilustración y las dictaduras que se
impusieron en el siglo XX han llevado a considerar como valor más importante la
libertad o, mejor, la libertad absoluta, que sin embargo en nuestro
mundo, tan condicionado como está por los límites, no existe. Y la
desregulación de las normas sexuales se transmite hoy al ser humano como parte
de esa libertad. Pero, ¿qué sucede en realidad cuando el impulso sexual ya no
se controla? Que el otro es considerado, simplemente, como objeto de la propia
satisfacción sexual. El dato según el cual en nuestra sociedad una chica sobre
cuatro y un chico sobre diez sufre de abusos sexuales muestra lo que ocurre
como consecuencia del hecho de que ya no se enseñe el autocontrol. El caos social que se deriva de ello precisa
un siempre mayor control por parte del Estado y una situación de este tipo
lleva a la tiranía, algo que ya había indicado Platón en su República
hace 2,400 años.
Un Mundo Feliz nos describe una
humanidad cínica, saludable
y avanzada tecnológicamente, en la
cual la guerra y la pobreza
han sido erradicadas. Estos logros, se
han alcanzado
eliminando a la familia, la diversidad
cultural,
el arte, la ciencia, la literatura,
la religión y la filosofía.
¿Por qué en su libro cita a menudo la
novela de Aldous Huxley, Un mundo feliz, publicado en 1930?
¿Cuál es, por tanto, el papel del
“Gender Mainstreaming” en este contexto “revolucionario” globalizado?
- Es fascinante
leer hoy esa obra profética, en la cual los hombres son producidos en
laboratorio y formados mediante los medios de comunicación y los psicofármacos
para ser felices, los niños se divierten con el sexo como los adultos y todo es
controlado por “Ford”, “nuestro Señor”. Originariamente Huxley había pensado
que su “fantasía” se realizaría en unos 600 años, pero ya en 1949 ese futuro se
había reducido a un centenar de años. Entonces no era posible todo lo que está
permitido hoy (selección prenatal, úteros de alquiler, manipulación genética,
progenitor 1 y progenitor 2), pero Huxley
era muy consciente de que la verdadera revolución sucede en el corazón y en la
mente de la persona.
¿Cuáles son, en su opinión, los
motivos de la crisis de nuestra civilización? - El salto definitivo fue la revolución
cultural del ’68, promovida por estudiantes aburridos e hijos de la
burguesía. Esa revolución se fundaba en tres impulsos: 1- Esos jóvenes se dejaron seducir por las teorías
marxistas (a pesar del Muro de Berlín y de los tanques soviéticos en
Praga, contra la democracia). 2- El feminismo
radical, que tenía que liberar a la mujer de la “esclavitud de la
maternidad” (palabras usadas por Simone de Beauvoir). 3- La “liberación sexual”. Las palabras de
orden a este propósito eran: cuando tu sexualidad sea “liberada”, es decir,
cuando hayas abatido cualquier tipo de condicionamiento moral, entonces podrás
construir una sociedad libre de la opresión. Esa generación, la mía, al ver
fracasado el intento de implicar al “proletariado”, llevó a cabo una verdadera
y propia “marcha dentro de las instituciones”, tanto que, lo que ayer era un movimiento de oposición,
hoy representa la política oficial de las grandes organizaciones
internacionales, de muchos gobiernos nacionales y no solo los de izquierda.
Y los medios de comunicación que
determinan la cultura dominante, siguen esta “agenda”.
Otra referencia interesante para sus
valoraciones ha sido el libro de la estudiosa belga Marguerite A. Peeters, La
globalización de la revolución cultural occidental… - No solo
interesante, sino fundamental, porque me ha abierto los ojos. Por mi parte me
he concentrado en el nudo de la cuestión: la desregulación de las normas
morales que regulan la sexualidad. La revolución sexual global es promovida por
las élites en el poder. Ya he nombrado a la ONU y a la Unión Europea, pero con
ellas se debe entender toda la red de impenetrables suborganizaciones: de éstas
forman parte grupos industriales globalizados, grandes fundaciones como
Rockefeller y Guggenheim, personas muy ricas como Bill y Melinda Gates, Ted
Turner y Warren Buffett, o grandes ONG’s como la International Planned
Parenthood Federation y la Unión Internacional de Lesbianas y Homosexuales
(ILGA). Todos estos sujetos trabajan en los niveles superiores de la sociedad y
tienen a su disposición enormes recursos económicos. Y todos tienen un interés
común: reducir el crecimiento de la población en este planeta. El aborto, el
control de la natalidad mediante los anticonceptivos, la destrucción de la
familia: todo esto sirve a su oscuro y tétrico objetivo: la creación de un
nuevo orden mundial.
- El objetivo es la
superación de la “heterosexualidad forzada” y la creación de un hombre nuevo,
al cual dejar la libertad de elección para “gozar” de la propia identidad
sexual, independientemente de su sexo biológico. El concepto de
“Gender” presupone que cualquier orientación sexual – heterosexual,
homosexual, bisexual y transexual – es
equivalente y debe ser aceptada por la sociedad. El objetivo es la
superación de la “heterosexualidad forzada” y la creación de un hombre nuevo, al cual dejar la libertad de elección y
gozar de la propia identidad sexual independientemente de su sexo biológico.
Quien se contraponga a esto, ya
sean personas individualmente o estados, es discriminado como “homófobo”. Se trata de un ataque mundial al orden de la creación y, por ende,
a toda la humanidad. Esto destruye el fundamento de la familia y, de este modo,
entrega a los déspotas en turno a la persona, que ya no consigue reconocerse
como hombre o como mujer.
En su último libro ataca duramente a
la pornografía y a quien la tolera.
- Sí, porque la pornografía es una droga y como tal crea
dependencia. Una droga que destruye la capacidad de amar y de asumir la
responsabilidad de ser padre y madre. Además, constituye un plano
inclinado en el cual es fácil resbalar hacia ese abismo de la criminalidad
sexual que acaba implicando también a los niños y a los muy jóvenes. En el caso
de Alemania, existen datos alarmantes: el 20% de los jóvenes entre los 12 y los
17 años “consumen” pornografía diariamente, el 42% al menos una vez a la
semana. ¿Qué personas podrán formarse en estas condiciones? Y es difícil entender el motivo por el cual la
Unión Europea se demuestra tan agresiva contra el tabaco y no hace nada para
impedir el embrutecimiento provocado por la pornografía.
En esta situación de “revolución sexual global”,
¿cuál es la tarea de los cristianos?
- Se trata,
obviamente, de un tema que concierne a cada uno de nosotros.
Nos guste o no, debemos ante todo poner orden en nuestra vida
sexual,
para que así la vocación humana esté a la altura del
verdadero amor,
el amor que da la felicidad.
Si no es así, no
será posible ni tan siquiera encontrar las motivaciones
para enfrentarse a una batalla de este tipo, que es por la
dignidad del hombre,
por la familia, por nuestros hijos,
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