EDITORIAL
¿Y, el drenaje para Mérida?
Leyes van y leyes vienen. Ahora está en puerta una más, específicamente la “Ley de Aguas”. ¿Cuál es su contenido? Habrá que preguntarles a los legisladores federales.
Pero el caso es que aquí no se ha vuelto a mencionar el drenaje público para aguas negras, que a todas luces a nadie ya le interesa. Y seguimos acumulando debajo de nuestros pies 250 toneladas diarias de fecales y otros desechos, que ya hace mucho han dado al traste con la calidad de agua del manto freático. Me decía un ex gerente estatal de Conagua: “Podrás perforar un pozo de 100 me-tros de profundidad… y sacarás agua contaminada”. Pero me lo dijo…, después de su jubilación. Antes, “con 20 metros es suficien-te para llegar al agua limpia”.
Al parecer seguiremos con los “tinacos”, que tan orgullosamente regala el gobierno estatal con todo y su logo. Quizá no sepan, no se den cuenta o no tengan el alcance para vislumbrar el significado real de los “tinacos”: símbolos del subdesarrollo, evidencia “evidente” de la incapacidad del sistema estatal de agua potable de proporcionar la presión necesaria para llevarla hasta un segundo piso, cuando menos, lo que obliga al usuario a comprar su “bombita” para subirla.
Y sobre el temor a la privatización del agua, manifestada por perredistas y algunos grupos ciudadanos, cabría preguntarles “a quienes les pagan cuando compran agua para beber”.
Pero el caso es que aquí no se ha vuelto a mencionar el drenaje público para aguas negras, que a todas luces a nadie ya le interesa. Y seguimos acumulando debajo de nuestros pies 250 toneladas diarias de fecales y otros desechos, que ya hace mucho han dado al traste con la calidad de agua del manto freático. Me decía un ex gerente estatal de Conagua: “Podrás perforar un pozo de 100 me-tros de profundidad… y sacarás agua contaminada”. Pero me lo dijo…, después de su jubilación. Antes, “con 20 metros es suficien-te para llegar al agua limpia”.
Al parecer seguiremos con los “tinacos”, que tan orgullosamente regala el gobierno estatal con todo y su logo. Quizá no sepan, no se den cuenta o no tengan el alcance para vislumbrar el significado real de los “tinacos”: símbolos del subdesarrollo, evidencia “evidente” de la incapacidad del sistema estatal de agua potable de proporcionar la presión necesaria para llevarla hasta un segundo piso, cuando menos, lo que obliga al usuario a comprar su “bombita” para subirla.
Y sobre el temor a la privatización del agua, manifestada por perredistas y algunos grupos ciudadanos, cabría preguntarles “a quienes les pagan cuando compran agua para beber”.
Atilano González Villa
Director General
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