“DESARROLLO CON DEMOCRACIA”
Entrevista con Amartya Sen, Premio Nobel de Economía.
El Premio Nobel de Economía 1998 habló con el periodista nicaragüense Carlos Fernando Chamorro sobre democracia, crecimiento económico, pobreza y derechos ciudadanos. “Las empresas estatales solo pueden funcionar bien con una estricta rendición de cuentas, el crecimiento económico no siempre es sinónimo de beneficios para la mayoría de la población, para un desarrollo humano sostenible se requiere un sistema democrático y hay que evitar que el dominio de una visión estrecha, en busca de ventajas económicas y réditos, no sacrifique los intereses del público en general”, dice con gran convicción.
Recibió el Nobel de Economía por sus aportes a la teoría de la “elección social”. Se le considera inventor del concepto “capacidad”, para evaluar las posibilidades de ejercer la libertad que tienen los individuos. Actualmente enseña en Harvard.
Profesor Sen, ¿en qué se diferencia desarrollo humano de lo que conocemos como crecimiento económico?
- Tradicionalmente, el crecimiento económico se ve en términos de la expansión del ingreso nacional, el producto bruto total del país o alguna otra medida del ingreso. El desarrollo humano difiere de eso en dos maneras. No se preocupa tanto por los productos y bienes que se poseen, sino por el tipo de vida que tienen las personas. Cuánto tiempo vive, qué tan bien viven, si son pobres, analfabetos, ese tipo de cosas. Toma en cuenta los ingresos, pero como uno de muchos factores. Y se preocupa no sólo por los valores agregados de una nación, sino en cómo esos agregados se reflejan en la vida de los individuos. No se puede capturar todo eso en una cifra, pero el desarrollo humano es un esfuerzo (de medición) en esa dirección.
¿Qué clase de relación existe entre desarrollo humano y tipo de gobierno o instituciones políticas? Por ejemplo, ¿se requieren instituciones democráticas o se puede lograr bajo un régimen autoritario?
- Depende de cuán amplia sea la definición de desarrollo humano. Si se incluye la habilidad para vivir la vida que quiera llevar, sin las restricciones de pobreza o factores circunstanciales como epidemias, hambrunas o un gobierno autoritario, entonces, tener una sociedad democrática es un requisito del desarrollo humano. Pero no es el único. Hay otros, no diría más importantes, pero sí diferentes: como expectativa de vida, cuán libre de enfermedades estás, si has logrado superar la desnutrición, cuán educado eres, qué oportunidades has tenido. Estas cosas a veces florecen bastante bien en sociedades no democráticas. Es el caso de China, a la cual le ha ido muy bien. El índice de Desarrollo Humano se utiliza mucho desde los noventa y tiende a concentrarse más en temas económicos, tangibles, medibles. Por eso se enfoca en expectativas de vida, analfabetismo y educación. Y son cosas que la democracia no ha garantizado. No porque no sean importantes, sino porque es difícil ponerlas en un índice. Hay que tener en cuenta que estas cosas pueden tenerse aún sin democracia, pero para ser sostenibles necesitan un sistema democrático. Sin democracia, un país puede convertirse en Corea del Sur, con muy buen índice de Desarrollo Humano. O en Corea del Norte, con pésimo índice de Desarrollo Humano. Creo que la democracia es importante por sí misma. Y también porque garantiza al ser humano escoger en qué tipo de sociedad quiere vivir.
Usted ha investigado de manera exhaustiva sobre la importancia de la libertad de prensa, la transparencia y el debate público para prevenir hambrunas. ¿Cómo funciona esa relación?
- La hambruna es fácil de prevenirse. Es absolutamente asombroso que ocurra, porque no es como el hambre común, que ocurre mucho en el mundo. Con el hambre la gente no tiene suficiente comida o no comida apropiada. Pero la hambruna es un estado extremo de hambre y está conectada con la movilización de personas de un lugar a otro en busca de comida, tratando de comer cualquier cosa, incluyendo basura. En esas situaciones, la gente muere de forma masiva. La India, de donde yo vengo, padeció muchas hambrunas. El imperio británico inició su dominio en 1770, con una gigantesca hambruna. Y terminó con otra gigantesca en 1947. Eran comunes, pero cesaron con la independencia. Fue fácil hacerlo, porque en una democracia independiente y multipartidaria, ningún gobierno se podría salir con la suya permitiendo una hambruna.
Simplemente, se acabaron. Por otro lado hay otro tipo de problemas, serios, pero no tan dramáticos y catastróficos como la hambruna, como es la desnutrición regular. En la India hay mucho de esto. Tenemos que trabajar mucho más para eliminar la desnutrición, el analfabetismo y la mala salud. Todo eso es prevenible, de la misma manera en que hemos lidiado con la hambruna.
Con frecuencia usted aboga por la necesidad de inversiones públicas masivas en políticas sociales, como salud y educación. ¿Es posible lograr esto sin caer en el clientelismo político?
- Sí, depende de cómo se haga. Creo que no hay nada tan importante como la rendición de cuentas, a la hora de producir estas cosas. En muchos países han fracasado. El debate entre Estado versus sector privado, se convierte en una especie de competencia entre sistemas con rendición de cuentas y sin rendición de cuentas. Si tienes rendición de cuentas, el sistema trabaja más, mejor, y es mucho más eficiente. Tienes que poder explicar por qué algo falla, cuál es el alcance de la corrupción, cuál es el precio del clientelismo, en qué forma se manifiesta y qué podemos hacer al respecto. Ciertamente que puede hacerse, pero no se hace automáticamente.
He leído una afirmación suya en la cual dice, en forma categórica, que el debate público es la fuente más importante de cambio social. ¿Por qué?
- El debate público hace que la gente entienda problemas difíciles o grandes problemas. Cuando no basta simplemente pensar, escuchar a otros discutir nos permite aprender. También nos permite decidir qué hacer, cuáles son nuestras prioridades, debemos recordar que el debate público enriquece mucho. Solo por dar un ejemplo, hace diez años se decía que India sería el foco más grande del SIDA. A diferencia de la desnutrición normal, que vergonzosamente continúa, lo del SIDA se convirtió en una alerta dramática, parecida a la que surgió sobre la hambruna. Se tomaron muchas acciones y cuando las acciones son demandadas por el público, en un gobierno democrático donde hay presión de la oposición, presión de los medios, entonces algo ocurre. Hay muchas maneras en las que la discusión pública es efectiva, para traducir un problema en reconocimiento y remedio. En segundo lugar, nos permite discutir qué se debe enfatizar.
Veamos ahora la otra cara de la moneda. ¿Cuáles serían las consecuencias en una sociedad en donde hay una tendencia a controlar la prensa, ya sea por el gobierno o por grupos privados, para imponer un monólogo oficial?
- Creo que es muy importante no suprimir información. Permitir libertad a los medios es importante para que la gente y el gobierno sepan qué está pasando y lo que la gente demanda. Es muy importante que la gente hable entre sí para decidir cuáles son sus prioridades. ¿Es una prioridad tener un criterio mecánico de crecimiento del PIB? ¿O es una prioridad la calidad de vida humana y cómo reducir la pobreza, en todas sus dimensiones diferentes? ¿Cómo pensamos sobre ello? Entonces, todas estas preguntas dependen mucho de discusiones públicas abiertas.
Usted ha escrito sobre la necesidad de una alianza entre el estado y el mercado, entre lo público y lo privado. ¿Bajo qué reglas?
No creo que el sector público y privado formen una alianza por sí mismos. Creo que la gente debe determinar cómo encajan en un patrón general. Digamos que estoy enfermo. Recibo medicina de un doctor, y decido que tipo de nutrición tener en base al conocimiento tradicional o el consejo de un nutricionista. No estamos ante una alianza entre nutricionistas y doctores. Estamos en una alianza entre mi persona, con doctores y nutricionistas. Entonces, igualmente para el pueblo, el sector público tiene un papel y el sector privado tiene otro papel. El sector privado, según la experiencia mundial, incluyendo la de China, con mucha frecuencia puede hacer mucho bien en términos de industria y particularmente de agricultura. Por otro lado, el sector privado en servicios de salud puede ser bastante desastroso, particularmente cuan-do hace que la salud sea demasiado cara para la gente. Con la educación pasa algo parecido. A veces, también incluso con la industria. Por eso es muy importante asegurarse que el dominio de una visión estrecha, en busca de ventajas económicas y réditos, no sacrifique los intereses del público en general. A través de la discusión pública debe decidirse el rol y el balance del estado, el del mercado, el del sector público y el del privado. En el centro de todo debe estar el interés de los seres humanos, la razón, y la sociedad. Creo que no debemos pensar en que lo público y lo privado se enfrenten como dos titanes. Lo que queremos es que la gente esté a cargo y con control.
Cuando usted lee noticias en los medios sobre un “boom” económico o progreso económico, ¿a qué le pone atención?
- Veo dos cosas: quién se beneficia y quién se queda a la zaga. También veo cuál es el fundamento del “boom”. Permítame regresar al ejemplo de India para ilustrarlo. India fue la segunda gran economía de crecimiento más rápido, creció a un 8-8.5% anual, pero una de las características era el impacto en los servicios públicos, aunque generaban ingresos, su impacto en educación y salud fue mucho menor de lo que podría haber ocurrido. Además que, con frecuencia, los pobres no estaban recibiendo una tajada del “boom”. En segundo lugar, debido a que el “boom” se basaba en fuerza de trabajo altamente calificada, en tecnología informática, en farmacéutica, en repuestos automotrices especializados, los que se beneficiaban eran los que habían ido a la escuela y tenían una buena educación técnica, aún cuando la mitad del país no tiene buena educación del todo. Un “boom” económico que no abarca al pueblo, que no crece en la gente, es muy frágil.
Usted se describe como un feminista. ¿Es optimista sobre el progreso de los derechos de la mujer?
- Sí, lo soy. Pero soy feminista siendo hombre, debo reconocerlo. Creo que por dos razones. Una es que los intereses de las mujeres han sido descuidados injustamente, por partida grande. Eso es aplicable a muchos países. Pero también en el contexto de la literatura feminista se discutieron muchas inequidades que fueron fáciles de entender por la gente, mucho más que otras como las de clase. Como resultado, mucha comprensión de los problemas de la desigualdad del capitalismo vino a través de la literatura feminista. Entonces, sí soy feminista. ¿Soy optimista? Sí. ¿Quisiera que avanzáramos más rápido? Sí. Pero avanzamos, estamos avanzando.
¿Cómo describe usted su propia contribución como economista?
- Como el trabajo que hago con otros economistas para tratar de encontrar un poco más de sentido en el mundo, usando el razonamiento económico. Cada uno de nosotros aporta algo de comprensión, asociación, experiencia, e interactuamos. Soy muy feliz al interactuar con otros economistas. No voy por ahí avasallándolos. Me pidieron que fuera presidente de la Asociación de Economistas Norteamericanos y accedí. Fui electo presidente de la Sociedad Internacional de Econometristas. ¿Consideré esto como un halago? No, porque la econometría tiene que ver con las matemáticas en la economía y yo he estado muy interesado en eso. Yo no creo que el mundo en el que vivimos sea muy bueno todo el tiempo, ni para usted ni para el resto. Pero, ¿quiero influenciar a otros economistas para que piensen igual que yo en áreas en las que me siento muy competente? Sí, así es. Discuto sobre ello, sobre lo que pasa en la India. He escrito extensamente sobre por qué el euro se ha descarrilado, por qué la Unión Europea es una grandiosa idea, pero por qué la unión monetaria del euro fue un error. Soy un ciudadano indio viviendo y enseñado en Estados Unidos. No aporto conciencia, aporto razonamiento. Yo no creo tener más conciencia que otras personas.
(Agencias)
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