Cátedra de Historia y Filosofía de la Medicina
En septiembre de 2013, esta Facultad de Medicina y la Sociedad Yucateca de Historia y Filosofía de la Medicina firmaron un convenio de colaboración para reforzar los estudios en torno a este importante tema. Así, se instauró la Cátedra Extraordinaria de Historia y Filosofía de la Medicina. Hoy, en el marco del Aniversario 181 de la Facultad, tendremos la Segunda Edición de la Cátedra:
Maestra de Historia de México por la UNAM
He organizado esta conferencia en cuatro apartados. En el primero abordaré a las pioneras de la Escuela de Medicina (1887-1936). En el segundo, a las egresadas de las escuelas de Medicina existentes en los estados (1887-1986). En el tercero, a las primeras mujeres en ingresar a la Academia Nacional de Medicina de México. Y, finalmente, a las que faltan por estudiar.
La investigación comenzó con biografías de médicos mexicanos y concluyó con la publicación (2008) del libro Protagonistas de la Medicina Científica Mexicana (1800-2006). Semblanzas de 570 médicos, de los cuales sólo 20 fue-ron mujeres. Hay muy poca literatura sobre las médicas mexicanas, aunque a Matilde Petra Montoya Lafragua siempre se le menciona como la primera en obtener el título en el país, el 25 de agosto de 1887.
Las primeras médicas graduadas en la antigua Escuela Nacional de Medicina, hoy Facultad de Medicina de la UNAM (1887-1936), fueron 87. El mayor número se recibió en 1936: once. De todas obtuvimos datos personales, familiares, académicos y profesionales. Datos adicionales también, como observar a través del tiempo la moda, peinados y otros detalles. Este acercamiento se concretó (2010) en el libro “Pioneros de la Medicina Mexicana en la UNAM. Del Porfiriato al nuevo régimen, 1887-1936”.
La primera en lograr su título fue Matilde Montoya, de Hidalgo. Se graduó en 1887 y obtuvo el título en 1900. Destacó como escritora por fundar y editar una revista feminista y fue una de las primeras académicas en la misma Escuela Nacional de Medicina.
De las 84 pioneras identificadas, algunas destacaron: Soledad de Régules, hija del médico Fidel de Régules, originaria del Distrito Federal. Al concluir la carrera viajó a Estados Unidos y Europa para investigar y entrenarse en una de las nuevas ramas de la medicina: la bacteriología.
Matilde Rodríguez participó en la creación del Pabellón Infantil del Manicomio de la Castañeda, tuvo gran sensibilidad hacia la maternidad, salud del niño, centros de readaptación y delincuencia infantil.
María Irene Cervantes Ramírez, única médica de Yucatán egresada de la Escuela Nacional de Medicina en este período. Después trabajó algunos años en el Hospital de la Castañeda.
De todas ellas, 3 son extranjeras, pese a que en sus naciones era posible estudiar medicina. Una joven rusa llegó sin hablar español, pero se graduó en tiempo, ya casada, con excelentes calificaciones.
¿Qué concluimos de estas 84 pione-ras? Pues que provenían de familias progresistas, porque la norma hasta entonces había sido de predominio masculino. Y es una sorpresa el apoyo aportado para ellas, por autoridades universitarias y gubernamentales.
En cuanto a la provincia, 6 mujeres fueron las primeras en sus respectivas entidades: María Castro Rojas (San Luis Potosí-1912), Herminia Canto Espinosa (Puebla-1917), María de los Dolores Rivero Fuentes (Morelia-1927), Consuelo Vadillo Gutié-rrez (Mérida-1930), Juana Carranco García (Guadalajara-1930) y Catalina Olivo Villareal (Monterrey-1935).
La primera médica científica fue María del Dolores Rivero Fuentes. Al terminar su carrera se volcó a la investigación. Llegó a presentar ciencia de punta a la comunidad científica, sobre cuestiones de bioquímica relacionadas con la nutrición y la farmacofisiología.
En cuanto a Consuelo Vadillo, nació en Mérida, Yucatán, en una familia con varios médicos. Se incorporó a la medicina en 1924 y realizó sus prácticas en el Hospital Mérida, en obstetricia. Presentó su tesis “Tratamiento del prolapso genital” y recibió su título expedido por la Universidad del Sureste el 7 de marzo de 1930. Posteriormente solicitó una beca a la Asociación Americana de Mujeres Universitarias y estuvo 2 años en Estados Unidos, primero en la Facultad de Medicina del John Hopkins y después en la Universidad de Columbia. Su práctica profesional la empezó con operaciones a pacientes humildes, en Yucatán.
En 1946, cuando se proyectaba el Centro Médico Nacional, la Dra. Vadillo fue enviada, con un médico y un arquitecto, a hospitales de Estados Unidos para tomar ideas y optimizar la obra.
Publicó trabajos en revistas especia lizadas como “El problema de la este rilidad”, con todo lo que se sabía sobre clasificación, diagnóstico y tratamiento de la esterilidad, cuestiones hormonales complejas y poco conocidas, la actual biología de la reproducción.
También se refiere al control de la natalidad, a la sexualidad en las mujeres y afirma que la responsabilidad corresponde por igual a ambos miembros de la pareja.
En “Cáncer de cuello uterino y su profilaxis”, la Dra. Vadillo señala que, desde el punto de vista ginecológico, el cáncer cervicouterino es el problema médico más importante del día, por su frecuencia, aumento creciente y durabilidad. Y afirmaba que, después de ser detectado, se precisaba de 5 años para hablar de curación.
Este grupo de profesionistas, fue innovador al sacar la medicina del consultorio o del hospital y llevarla a comunidades urbanas y a dispensarios.
Se esforzaron y obtuvieron su grado, lo que no incluía formar parte de los espacios para debatir a cerca de la ciencia y los médicos no se los compartían. Por eso, se agruparon para defender sus intereses. Llegaron a pertenecer a por lo menos 42 agrupaciones, asociación, ateneo, club, etc.
Con este espíritu nació la Asociación de Médicas Mexicanas (1926), luego del Primer Congreso Nacional Feminista (Ciudad de México-1923). La mesa directiva la formaron Antonia L. Ursúa, presidenta; Margarita Delgado, vicepresidenta; Ormesinda Ortiz Treviño, segunda vicepresidenta; María Brijández, secretaria; Dolores Rosales, pro-secretaria, y María Castro de Amerena, tesorera. Y sus objetivos: el fomento económico, intelectual y social de sus miembros.
En 2009, la Asociación se unió a la Asociación Internacional de Mujeres. Otro hecho significativo: ingreso (1956) de la primera mujer a la Academia Nacional de Medicina: Dra. Rosario Barroso Moguel.
Esta historia no termina, seguimos investigando. Nos faltan datos de la Dra. Irene Talamaz, primera cirujana estética. También de la cardióloga Luz Hoyos y de la primera neurocirujana en México y en Latinoamérica, Dra. María Virginia García Sancho.
También de Enriqueta Quijano Gamboa. Nació en Mérida y en 2011 falleció en Xalapa, Veracruz. Su familia dejó Yucatán (1922) al ser nombrado su padre, médico militar Leonardo Quijano, director del Hospital Militar de Xalapa. En 1932, Enrique-ta ingresó a la Escuela Nacional de Medicina. Registró su título en 1938. Trabajó en la Secretaría de Salubridad, en el Colegio Preparatorio, en la Escuela de Enfermería y en la Universidad Veracruzana.
Otras que aún nos faltan: las hermanas Olga y Neidy Sansores Manzanilla y María Recio, las tres egresadas de la Universidad del Sureste y de las que solo sabemos la fecha de registro de su título ante la Secretaría de Salubridad.
No te pierdas más de los festejos del 181 aniversario de la Facultad de Medicina en: El Puente No. 20 (págs 10-13)