domingo, 28 de mayo de 2017


Estados Unidos pierde influencia mundial

Atilano González Villa

 
Los puentes se han roto…”- Angela Merkel

El nuevo orden mundial será definido por quienes llenen los vacíos de poder que deje EE. UU.

 Estados Unidos se desencuadra cada vez más en el panorama mundial. El enorme poder acumulado hasta ahora comienza a desgajarse, con impulso acelerado a partir del día en que Donald Trump accedió a la Casa Blanca. Sus políticas sin sustentos sólidos, sin consenso global, su egolatría, su poco conocimiento de la realidad política y económica de los países del planeta y otras graves inconsistencias en sus actos de gobierno, han puesto a Estados Unidos en una órbita en solitario, con muy pocos fiadores en su futuro inmediato.

Pero, aunque este alejamiento se ha acentuado con Trump, ya se veía venir desde hace algunos años. Ya en 2015, el ex secretario del Tesoro de EE. UU., Larry Summers, alertaba sobre el peligro para el país que su Congreso no aprobara reformas destinadas a fortalecer instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI), reformas que 188 de sus 189 países miembros ya habían aprobado. Y no se han implementado porque sin Estados Unidos es imposible hacerlo.

Resultado: China creó el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII), un nuevo organismo financiero internacional con 7 países miembros y a punto de integrarse otros 25 más, Irlanda, Canadá y otros. A Estados Unidos le extendieron una invitación para sumarse como miembro, pero sin influencia directa en su organización, la cual hasta ahora no ha contestado.

Washington pierde liderazgo e influencia internacional,
no solo en el comercio.

El presidente chino, Xi Jinping, a la vista de la facilidad con la que creó su Banco Asiático, decidió impulsar una idea ya anunciada poco antes: reestructurar con los adelantos modernos la legendaria red de caminos que en la antigüedad conectaba a China con el resto de Asia y llegaba hasta el Mediterráneo, conocida como Ruta de la Seda.  

Lo primero que hizo fue convocar a 64 países a unirse al enorme proyecto de construcción de carreteras, ferrocarriles, puertos y aeropuertos, que unirían a China con Asia, el Medio Oriente, Africa, Europa y hasta con países latinoamericanos como Argentina y Chile. En estos 64 países, más China, vive el 60 % de la humanidad y juntos representan un tercio de la economía mundial.

Para rematar la posición mundial poco afín ya al gobierno de Estados Unidos, 44 jefes de Estado reunidos en Pekín firmaron un comunicado en el cual afirmaron: “Nos oponemos a todas las formas de proteccionismo… y defendemos un comercio internacional universal y abierto, basado en reglas, que no discrimine y que sea equitativo”. Un planchón para la actual política proteccionista del gobierno Trump.

Y lo que ocurre en Estados Unidos y con sus relaciones con el resto del mundo, necesariamente tiene alguna repercusión en México.

Puentes rotos
Al parecer, la cumbre de la OTAN en Bruselas y del G7 en Taormina (Italia) han abierto los ojos a los principales líderes europeos. Nada menos que Angela Merkel de Alemania ha sentenciado (hoy domingo 28 de mayo): “Los puentes (con Estados Unidos y con Reino Unido) se han roto... Los europeos tenemos que tomar el destino en nuestras manos… Ahora nos toca mirar hacia dentro y buscar la fuerza en la unidad europea con el eje franco-alemán como motor…”. Y matizó: “Naturalmente, con la amistad con Estados Unidos, Reino Unido y con relaciones de buena vecindad con otros países, cuando sea posible, y también con Rusia”. Para agregar: Esta es mi experiencia en los últimos días”.

Comercio alemán
La poca experiencia diplomática y política del presidente Trump quizá lo llevó a calificar a los alemanes de “malos, muy malos. Fíjense en los millones de coches que venden a EE UU y por eso el gran superávit a su favor. Es terrible. Hay que pararlo…”, según la revista Der Spiegel.

Y como siempre ocurre, un asesor, en este caso el de Economía, Gary Cohn, trató de minimizar las afirmaciones del presidente.

Merkel, afirma otra versión, le contestó que el superávit alemán responde a razones que exceden el margen de maniobra de Berlín y la competitividad del “made in Germany” tiene, además, que ver con la calidad de los productos destinados a la exportación y la buena aceptación de sus destinatarios.

Campos en retroceso
- El Tratado Comercial Transpacífico (Trans-Pacific Partnership-TPP) luego de años de negociaciones y de la incorporación de Estados Unidos, en su primer día en la Casa Blanca el presidente Trump decretó su salida. Pekín, casi de inmediato, inició contactos al más alto nivel con los otros 11 países miembros del TPP para proponerles un atractivo acuerdo comercial. Un esfuerzo por llenar el vacío que dejó Estados Unidos.

- La lucha contra el calentamiento global. La salida de EE. UU. del Acuerdo de París, logrado con tanto esfuerzo, lo echó abajo.

¿Quién llenará estos vacíos de poder?

Otros

- La proliferación nuclear, la ayuda al desarrollo y el control de pandemias globales, la intervención para contener las crisis financieras, la regulación de Internet, la gestión de la actividad humana en los océanos, el aire, el espacio, el Artico y la Antártida, son solo algunas de las otras áreas en las cuales la importancia de EE. UU. va en declive.

Y la reunión del G20, programada para julio en Hamburgo, ya no se ve con tanto optimismo, al menos Angela Merkel ya ve nubarrones en sus relativamente modestas aspiraciones de sacar adelante un fortalecimiento de la multilateralidad del Grupo. Sus experiencias, y sus declaraciones con base en éstas, así lo dejan entrever.
 

EDICION COMPLETA DE  EL PUENTE No. 35, en:
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