martes, 12 de mayo de 2015


Nuevo Sistema Educativo


LOS COLEGIOS DE JESUITAS EN CATALUÑA, 
ELIMINAN ASIGNATURAS, EXÁMENES Y HORARIOS 



Aplican un modelo pedagógico novedoso, en el que han desaparecido las clases de siempre, los pupitres, los deberes y las aulas tradicionales. Los alumnos estudian mediante proyectos comunes. Se ha implantado en 5º de Primaria y 1º de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) de tres centros de los jesuitas, para irse extendiendo poco a poco hasta cubrir los 13,000 estudiantes matriculados en sus 8 colegios.
Las aulas, de pronto, se han transformado en grandes espacios de trabajo donde los niños adquieren los conocimientos haciendo proyectos conjuntos. Han derribado las paredes de las aulas y las han transformado en amplias áreas para trabajar en equipo, en donde hay sofás, gradas, mucha luz, colores, mesas para trabajo en grupo y acceso a nuevas tecnologías.
“Con el actual modelo de enseñanza tradicional, los alumnos se aburrían y se desconectaban del sistema, sobre todo a partir de sexto de primaria”, explica el director general de la Fundación Jesuitas Educación (FJE) de Cataluña, Xavier Aragay.
Este nuevo modelo, denominado “Horizonte 2020”,  incluye la creación de una nueva etapa intermedia entre la primaria y la secundaria, los cursos5º y 6º de primaria y 1º y 2º de ESO.

El sistema
En los tres colegios han juntado las dos clases de 30 alumnos en una sola de 60, pero, en vez de un profesor por cada 30, tienen tres profesores para 60. Estos acompañan todo el día a los alumnos y tutorizan los proyectos en los que trabajan, a través de los cuales adquieren las competencias básicas marcadas en el currículo.
“No hay asignaturas, ni horarios y al patio se sale cuando los alumnos deciden que están cansados”, dice Aragay.En los seis primeros meses, ya ha constatado que “el método funciona y ha reanimado a los estudiantes”.
Antes de implementarlo, los jesuitas recogieron 56,000 ideas de alumnos, padres, madres y profesores, para mejorar la educación.
El proyecto impulsa “las inteligencias múltiples y saca todo el potencial” de los alumnos para que realicen las actividades de aprendizaje, según sus capacidades.
“Hemos transformado la educación para que el alumno sea el protagonista, para que haya verdadero trabajo en equipo y los estudiantes descubran cuál es su proyecto vital, qué quieren hacer en la vida y enseñarles a reflexionar, porque van a vivir en una época que les va a desconcertar”, agrega el directivo.
Los alumnos comienzan la jornada con 20 minutos de introspección y reflexión, para plantearse los retos de la jornada, y finalizan con otros 20 minutos de discusión sobre si han conseguido los objetivos.
Las asignaturas han sido sustituidas por proyectos. Por ejemplo, si hacen un proyecto sobre el imperio romano, aprenden arte, historia, latín, religión y geografía. Y si hay que aprender raíces cuadradas para llevar a cabo otro proyecto, los alumnos pueden acudir a las unidades didácticas. “Aprenden mucho mejor si ven su aplicación práctica”, defiende Aragay.

Las calificaciones
Aunque no hay asignaturas, para cumplir con lo establecido legalmente, ponen notas, pero puntúan primero las competencias de cada alumno y luego, mediante un algoritmo, las transforman en notas por materias para que consten en el expediente.
Con esta nueva pedagogía, “en vez de mirar las normas oficiales de competencias, miramos la cara de los niños, intentamos construir personas”, dice.

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