lunes, 6 de julio de 2015

Mayor investigación para una nueva pesquería
Yucatán: pesquerías en riesgo



Silvia Salas Márquez,
Cinvestav-Unidad Mérida

Las pesquerías en el Estado de Yucatán van a la baja cada año. Debido al cambio climático, las presiones del mercado y la falta de regulación, la pesca ribereña de Yucatán sufre presiones que amenazan su existencia. Ejemplificó el problema con especies como el mero o el pepino de mar, las cuales disminuyen poco a poco.
La investigadora del Cinvestav-Unidad Mérida, Silvia Salas Márquez, apuntó la captura de casi 20,000 toneladas de mero en 1979, cifra que ha descendido entre 6,000 y 7,000 toneladas al año a causa de la captura industrial y a fenómenos como los huracanes y la marea roja que han golpeado a la Península de Yucatán.
Durante el Segundo Congreso Mundial sobre Pesquerías Ribereñas, efectuado en esta ciudad de Mérida, la investigadora señaló: “A nivel mundial la captura ha ido a la baja, declina la actividad por la presión de pesca y cuestiones ambientales, situación que también afecta a las poblaciones yucatecas dedicadas a la pesquería ribereña”.
Con relación al pepino de mar, a pesar de ser una pesquería reciente, corre el riesgo de desaparecer en poco tiempo debido a la fuerte demanda que tiene en países asiáticos, sobre todo porque esta especie tiene poco movilidad, es decir, puede capturarse con facilidad. 
Acompañada del director del Cinvestav-Unidad Mérida, Romeo de Coss Gómez y de Ratana Chuenpagdee, de la Universidad Memorial de Canadá, la investigadora señaló que otros países acabaron con el pepino de mar en un lapso de cuatro años. “Mientras no se regule esta actividad, lo mismo ocurrirá en Yucatán”.
Un problema no sólo es la presión de pesca -señaló-, porque mientras haya quien la compre habrá quien la venda, mientras hayan mercados no regulados, existirá la posibilidad de desaparecer y, además, hay el incentivo de capturarlo ilegalmente.
Sin embargo, consideró que quizá la única pesquería que se ha mantenido en Yucatán es la de pulpo y alguna otra como la langosta, que dejan importantes derramas económicas a los pescadores ribereños.
“El problema de la langosta es que depende mucho de sus refugios y debido a los huracanes o a la contaminación se afectan, por lo que la especie se mueve mucho. Pero en términos relativos, la captura también va a la baja”, dijo. 
Al parecer, los socios de las 16 cooperativas en todo el litoral yucateco, con 1,500 lanchas, están interesados en asumir medidas para proteger las pesquerías, pero “requieren de apoyos”. 
Reconoció la necesidad de investigar más para estar en condiciones de poder determinar si en Yucatán podría surgir una nueva pesquería. 
Sin embargo, señaló que en todo caso habría que encontrarle a las actuales pesquerías un valor agregado, no sólo venderlo fresco o congelado, quizá salarlo o filetearlo, como lo trabajan en otras entidades del país para que se incremente su consumo.

Conclusiones

- Es necesario más información y estudios sobre la biomasa para la regulación de las pesquerías.
- En el total de la industria costera, la pesca participa (2010) con el: 25%
- En algunos municipios ya se vislumbra una radical baja en los próximos años: Telchac Puerto, caerá un 50%. Dzilám de Bravo, tiende a desaparecer. Y en Yobaín, se prevé pase del 5% a solo el 1%.
- Los recursos pesqueros, como medio para generar en el corto plazo acumulación de riqueza, es parte del modelo económico aplicado en la región.
- Los modelos económicos, hasta ahora desarrollados, no implican responsabilidades ni costos por hacer viable el futuro.
- Se prevé continúe la reducción del recurso pesquero con repercusiones en la economía pesquera y el ingreso económico de la población cada vez será más deprimido, con descenso en su nivel de vida.
(El PUENTE, Silvia Salas Márquez, información oficial y de medios).

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