OPINION- Educación crítica
LA EDUCACION CRITICA, CREARA
UN MEXICO AUTENTICO Y LIBRE.
Carlos Rubio Cuevas
Ingeniero Industrial Mecánico.
Maestro en Enseñanza de las Ciencias.
Profesor -Instituto Tecnológico de Mérida.
Propuesta
Para educar se necesita proponer el pasado. Sin esta propuesta del pasado, del conocimiento del pasado, de la tradición, el joven crece estrambótico o escéptico. Si no hay nada que proponga privilegiar una hipótesis con la cual trabajar, el joven la inventa estrambóticamente o, más cómodamente, se vuelve escéptico, porque así no se toma ni siquiera la molestia de ser coherente con la hipótesis elegida.
Es la tradición conscientemente abrazada lo que nos ofrece una mirada la totalidad de la realidad, lo que nos ofrece una hipótesis de significado, una imagen del destino. La tradición, en efecto, es como una hipótesis de trabajo con la cual la naturaleza lanza al hombre a confrontarse con todas las cosas.
• El pasado solo puede proponerse a los jóvenes si se presenta dentro de una experiencia presente que subraye la correspondencia que tiene con las exigencias últimas del corazón. Es decir: dentro de una experiencia presente que da las razones de la misma. Sólo ésta experiencia puede proponer y tiene el derecho y el deber de proponer a la tradición, al pasado. Pero si el pasado no aparece, si no se propone dentro de una experiencia presente que busque dar razones propias, no puede tampoco obtener la tercera cosa que es necesaria para la educación: la crítica.
• La verdadera educación debe ser una educación a la crítica. Hasta los diez años (incluso antes), el niño puede todavía repetir: “Así lo dijo la maestra, así lo dijo mamá”. ¿Por qué? Porque por naturaleza quien ama a un niño pone en su morral, sobre sus hombros, lo mejor que ha vivido en la vida, lo mejor que ha escogido en la vida. Pero en cierto momento, la naturaleza da al niño, a quien era un niño, el instinto de tomar el morral y ponérselo frente a los ojos (en griego se dice probállo, de donde deriva la palabra “problema”). ¡De modo que lo que nos dijeron debe de convertirse en problema! Si no se convierte en problema no madurará nunca y se le abandonará o se le mantendrá irracionalmente.
Una vez colocado el costal frente a los ojos, se hurga dentro de él, que en griego “hurgar dentro” se dice Krinein, Krisis de donde deriva: “crítica”.
Por eso la crítica, consiste en darse razón de las cosas, no tiene un sentido necesariamente negativo. Por lo tanto, el joven hurga dentro del morral y con esto critica, compara lo que ve dentro de él -es decir lo que la tradición ha puesto sobre sus hombros- con los deseos de su corazón: en efecto, el criterio último del juicio está en nosotros, pues de otro modo seríamos alienados. Y el criterio último, que está en cada uno de nosotros, es idéntico: es exigencia de lo verdadero, de lo bello y de lo bueno. Estas exigencias, a pesar de o a través de todas las diferencias posibles o imaginables, con las cuales la fantasía puede jugar, permanecen idénticas en su dinamismo, aunque tengan diferentes connotaciones según las diferentes circunstancias de la experiencia.
Se insiste en la educación crítica: el joven recibe el pasado, con sus razones, a través de la experiencia presente con la cual se topa, pero él debe de tomar este pasado y estas razones y ponérselas frente a los ojos, compararlas con su propio corazón y decir: “es verdadero”, “no es verdadero”, “dudo”. Y así, con ayuda de una compañía -el maestro o un confidente de su confianza- (sin esta compañía el hombre se encuentra demasiado a merced de las tempestades de su corazón, en el sentido no bueno e instintivo del término), puede decir: “Si” o bien “No”. Y haciendo esto, adquiere su fisonomía de hombre.
En verdad hemos tenido demasiado temor a esta crítica. O bien, quien no le ha temido la ha aplicado sin saber lo que es, o no la ha aplicado bien. La crítica ha sido reducida a negatividad, por el mismo hecho que transforma en problema lo que se le ha dicho. Si te digo una cosa, ponerle una interrogación a esta cosa, preguntarse: “¿es verdad?”, se ha identificado con dudar de ello. La identificación de problema y duda, es el desastre de la conciencia de la juventud.
La duda es el término de una investigación (provisional o no), mientras el problema es la invitación a comprender lo que se tiene delante, a descubrir un nuevo bien, una nueva verdad, es decir, a obtener una satisfacción más rica y madura.
Si falta alguno de estos factores: tradición, experiencia presente, crítica -que proponen y dan las razones- el joven es una hoja frágil que va a caer lejos de la propia rama, víctima del viento dominante, de su mutabilidad, víctima de una opinión pública general creada por el poder del momento.
Conclusión
Liberar a los jóvenes a través de la educación crítica. Liberar a los jóvenes de la esclavitud mental: de la homologación que nos hace esclavos mentales de los demás. Así se creará un México auténtico y libre.
Visite la edición electrónica en
http://issuu.com/magazineelpuente/docs/el_puente_no_27
No hay comentarios.:
Publicar un comentario