martes, 26 de noviembre de 2013

El “chantaje” de Pemex a Repsol, con los contratos gallegos

El directivo de Pemex, José Carrera Panizzo, y el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo.



En septiembre de 2012, José Carrera Panizzo, entonces en la cúpula de Petróleos Mexicanos Internacional (filial de Pemex), firmó con Alberto Núñez Feijóo (PP), los presidentes de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) y los astilleros Navantia y Barreras un acuerdo por el cual Pemex contrataría dos floteles en estos astilleros gallegos con presupuesto de 362 millones de euros (5,792 millones de pesos).

Este ejecutivo de la multinacional mexicana, que ha escalado puestos en el grupo tras el nombramiento del nuevo presidente, Emilio Lozoya, se dice muy fuerte en España y es el principal ideólogo del asalto iniciado para desbancar a Antoni Brufau de la presidencia de Repsol (la principal empresa de energía en España, con 80 años de existencia y presencia en 30 países), en la que Pemex posee el 9.6% de las acciones. Y en alianza con la constructora Sacyr, de Luis del Rivero, en 2011se confabularon para alcanzar un 30% de participación y poder influir en la gestión del grupo. No tuvieron éxito y Carrera tuvo, incluso, que abandonar su puesto directivo en Repsol como representante de Pemex.

Ahora ya no oculta que el objetivo es sacar a Brufau de la presidencia de Repsol y, al mismo tiempo, retrasa la adjudicación de los contratos para los dos floteles (plataformas navales) que, a pesar de estar destinados para los astilleros gallegos, ahora será por licitación internacional hasta el 30 de diciembre de este año. Y en la competencia entrarán 8 astilleros mexicanos y uno español, además de los dos de Galicia.

Pemex, además del desembolso por la construcción de las dos plataformas, está comprometido también con 70 millones de euros (1,120 millones de pesos) para una planta de combustibles en el puerto exterior de La Coruña.

En tanto Feijóo asegura que Galicia hará los dos aunque los astilleros gallegos pierdan el concurso. Y ante la opinión pública de España ha insistido que los retrasos en la adjudicación (ya van 4) se debe a que “Los tiempos de México no son los nuestros. Tenemos la promesa firme de México, un gobierno serio y democrático, que serán para nuestros astilleros”.

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