viernes, 22 de noviembre de 2013
¿Qué quieres? Mejor regresa más tarde
Experiencias de Bernardo Caamal Itzá, al requerir los servicios de salud en su pueblo, Peto, debido a una elevada temperatura corpórea (calentura), ayer jueves 21 de noviembre.
- ¿Qué quieres?
Me preguntó malhumorado el guardia del Centro de Salud Urbano de Peto.
“Tengo mucha tos y calentura y no me ha dejado dormir, por eso vine a consultar”, le contesté.
El trabajador quitándose sus lagañas, no quiso abrir la puerta que en ese momento tenía llave, y observé que no había ningún paciente en espera.
- Esta “cosa” sólo es para los servicios de emergencia. Déjame preguntar que dice a ver si te atiende el doctor, lo más seguro es que vengas a la hora de servicio normal.
Golpeó suavemente la puerta del consultorio del doctor en turno y se escucharon unas voces en el fondo:
-Hay un paciente que dice tener...
- ¡Dile que venga más tarde! Contestó sin abrir la puerta de su consultorio dormitorio, el personal médico de guardia en ese momento.
- Amigo, como te dije, son cerca de las 5 de la mañana, mejor regresa más tarde, dijo bostezando el guardia en turno.
A pesar de los dolores de cabeza, calentura y una tos que no me dejaba dormir, pues no tuve más remedio que regresar en mi casa a refugiarme con algunas medicinas que tengo para calmar mis males.
Muchas cosas me han pasado y no las he ventilado a la luz pública, por lo mismo que te tachan de “revoltoso” y que “todo lo vez mal”. Incluso en este mismo Centro de Salud, donde las pocas veces que he ido por sus servicios, en general no he encontrado, por lo menos, el trato y la atención cordial de parte de sus doctores. En el caso de algunos de ellos es entendible, pasan largos años en este lugar, el tedio los ha ganado y luego ven el trabajo de algunos en direcciones o solo dando consultas en otros centros médicos. Además, no se encuentran en las mejores condiciones para prestar un servicio eficiente y profesional.
La última ocasión fue el trato que recibió mi esposa por un problema del colón. Quien padece este tipo de mal, sabrá lo que significa vivir con esta dolencia, y si a la par sufre de gastritis, pues se vuelve una persona súper especial en todo lo que consume.
En otra ocasión fue un fin de semana, en este mismo Centro de Salud. Mi esposa coincidió con el doctor Mario. Ella le relató su enfermedad y le dijo que es alérgica a algunas medicinas que allá recetan, y le pidió que le recete otras para que las compre en otro lugar. El galeno se hizo el occiso y le dijo “¡Si quieres tomar esta medicina, ésta es la dosis!”
- Pero doctor, le objetó, y le contestó en forma más fría: ¡Si quieres...!
Lamentablemente, los ciudadanos no nos quejamos por falta de tiempo o por temor, porque, lamentablemente, en pueblos como Peto y otros del estado, lo que ha faltado es el servicio profesional, porque estos médicos de bata blanca al final toman represalias en cualquier momento. Y los casos de maltrato o de indiferencia son cada vez más. Y luego los directores que, de por sí no escuchan, dicen que no los enteran de estos pésimos servicios que presta su institución.
Espero que la medicina que ingerí me apoye un poco y ya le dije al virus que la ocasiona “preséntate solo en horas de oficina y entre semana, para no molestar el descanso de nuestros galenos, porque trabajan mucho y no tienen tiempo para atender a quienes se enfermen en horas no habituales”.
Cuanta negligencia hay en estos centros hospitalarios… y ni qué decir de lo que ocurre los fines de semana, sobre todo en Peto. Aunque el INEGI habla de poco más de 22,000 habitantes, en realidad no llegamos a 10,000, más de 12,000 ya emigraron. Y, ahora con las lluvias, los baches se convierten en perfectos criaderos de moscos transmisores del dengue y sus resultados están a la orden del día.
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