Primero se diseña un objeto en la computadora y luego se “imprime” en una impresora especial, la 3D, para lo cual hay que agregarle el material deseado para el objeto.
Imprimir en 3D gafas, tenedores, íconos, cubiertos y otros muchos objetos es diseñarlos en mi computadora y luego surtir a la impresora con el material del cual los quiero. Así me salto todo el proceso pensados por el diseñador, el ingeniero, el comerciante y el mercadólogo. Y, además, los hago a mi único y exclusivo gusto.
El proceso
Cuando se termina de diseñar, el archivo se envía a la máquina impresora y lo empieza a producir modelándolo cortando una capa tras otra hasta finalizar la pieza. Es como ver el cincel de un escultor trabajar a muchos cientos de veces más rápido que la capacidad humana.
Los ejemplos de unas gafas, o unos tenedores son muy simples, pero lo realmente asombroso es cuando vamos al fondo de esta tecnología y conocemos la posibilidad de imprimir una prótesis de mano a la medida por menos de $2,000.00, cuando en el mercado el precio normal es cercano a los $150,000.00 por un dedo, con tiempo de fabricación mucho mayor, la impresión en 3D empieza realmente a causar asombro.
Ahora se sabe que la NASA ya trabaja para proveer de comida a sus astronautas con impresoras 3D. Se le alimenta con cartuchos rellenos con los ingredientes del guiso, se programa la 3D con las necesidades de carbohidratos, vitaminas, proteínas, etc., del astronauta y la máquina hace el resto.
Con relación a la moda, ya se hace ropa con un prototipo especial de estas máquinas. Podremos escoger marca, color, tipo de tejido y modelo para imprimir la prenda y minutos después la portemos. Pero hay algo más asombroso con estas impresoras. Después de usarse, se mete de nuevo la prensa a la impresora, ésta la deshace y el material vuelve a su cartucho original. Así queda lista para usarla de nuevo. Con este proceso, nos saltamos todos los de la cadena industrial, incluyendo el lavado, secado y planchado.
Un problema que ya se atisba es el de la “impresión” de armas con su regulación. Por ahora este procedimiento para hacerse de una, es ilegal.
Este nuevo avance de la tecnología pone en manos del ciudadano común procesos hasta ahora reservados al capital, capaz de montar un proceso completo que va de la idea y concreción en un diseño hasta la materia prima para convertirla en un objeto tangible y útil. La democracia ha llegado a la producción. Todo lo que queramos, lo podremos “fabricar” en casa. Ya es una realidad. Una máquina 3D podría ya estar en la casa de enfrente.
Costos
Desde el verano, en Estados Unidos se comercializa en tiendas de artículos para oficina. Y, con relación a ella, en el panorama solo se ven dos obstáculos: 1- ¿Qué quiero hacer? 2- Su precio (en Estados Unidos): poco más de 1,300 dólares, más los cartuchos, cada uno de los cuales (dependiendo de lo que se vaya a “imprimir”) cuesta poco menos de 55 dólares.
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