martes, 24 de mayo de 2016

OPINION- Negociar con el gobierno

“Hasta cuándo a la iniciativa privada le dará por
organizarse y hablar”- Ana María Salazar Slack

Ante las reformas estructurales, la debilidad fundamental de la Iniciativa Privada (IP) 
fue la incapacidad de organizarse públicamente y asumir una posición definida. 



Ana María Salazar Slack
Reconocida abogada internacional y experta en seguridad nacional. Nació en Estados Unidos y vivió su niñez y juventud en Hermosillo, México. Graduada en Derecho en Harvard y en la Universidad de California, en Berkeley. Fue Subsecretaria Adjunta de Defensa para Política y Apoyo Antidrogas, del Departamento de Defensa de los Estados Unidos. Ahora vive en la Ciudad de México y debate todos los días en “El Primer Café”-TV en Proyecto 40 y conduce dos noticieros radiofónicos en inglés en Grupo Imagen, con cobertura nacional: “Imagen News” y “Living in Mexico”. 

¿Qué pasó? ¿Los chamaquearon? ¿Por qué nadie les explicó el impacto de las reformas? ¿Nadie alzó la voz para detener al gobierno o por lo menos para insistir en impuestos menos onerosos, en un momento en el cual las empresas enfrentaban una difícil cuesta? 
Muchos empresarios se estarán haciendo estas preguntas, al sentir el impacto de las famosas (¿odiadas?) reformas fiscales.
Pareciera que flota en el ambiente una sensación de que, más allá de la necesidad de exigir que paguen más los que más tienen, parecería que el Presidente y el Secretario de Hacienda, por alguna razón, tienen una aversión en contra del sector empresarial del país.
A nadie le gusta pagar más impuestos, pero algunos empresarios me han comentado que el verdadero objetivo que busca el gobierno con las reformas es tener un mayor control político. 
El presidente tenía otra opción: aprobar reformas que promovieran incentivos fiscales, a corto plazo, para que los empresarios crearan más empleos, abrieran más empresas. Esto es el círculo virtuoso del capitalismo y del libre mercado.
Pero también sabemos que alguien tiene que domar los resultados del capitalismo salvaje y esta responsabilidad tiene que ser del gobierno. Entonces, ¿cómo se percibirá el legado de este gobierno? ¿Cómo domador de empresarios o al estilo Maquiavelo (que usa la economía como control político)?
La respuesta dependerá, en parte, si las reformas que promovió el presidente se traducirán en crecimiento y empleos. Tan sencillo como eso.

Incapacidad de la IP
Pero volvamos a lo que parecería incapacidad del sector empresarial para influir en la reforma fiscal. ¿Qué pasó? Cualquier negociación con el gobierno tiene retos que son particularmente diferentes a las negociaciones que surgen entre empresarios. Y parece que la IP no entiende el abismo de percepciones y objetivos que surgen cuando se trata de negociar con funcionarios públicos o legisladores.
Hay libros y expertos que aseguran que el “no” es solo el comienzo de una negociación, no el final. Y estos libros proporcionan capítulos completos de cómo avanzar, tanto en una negociación y cómo ante una negativa. Yo argumentaría que, en materia de negociaciones políticas, el “sí” es solo el comienzo de una negociación, no el final. 
El problema de un acuerdo con políticos o funcionarios públicos es que muchas veces llegar al sí es fácil, el problema es cómo implementar el acuerdo ya que, como dijo Otto Von Bismarck, “cuando alguien te dice que aprueba algo ‘en principio’, quiere decir que no tiene la más mínima intención de ponerlo en práctica”.
Por eso es fundamental entender el entorno político y económico nacional e internacional en el que se desarrolla la negociación, de lo contrario las decisiones y los acuerdos no tendrían sentido. “Para sus acciones, el hombre sabio ama escoger el momento oportuno”, dijo Lao Tse.

Y no hay que olvidar el tema de transparencia y publicidad en las negociaciones con funcionarios públicos. “El débil tiembla ante la opinión pública, el tonto la desafía, el sabio la juzga y el hábil la dirige”, dijo Jean Roland. Y un factor que claramente ejerce una influencia, algunos dirían indebida, son los medios de comunicación, ya que hay que asumir que cualquier negociación con políticos, funcionarios públicos o legisladores tiene un carácter público.
Pero más allá, si la iniciativa privada usó una estrategia adecuada para negociar con la Secretaría de Hacienda y con los legisladores, la realidad es que la debilidad fundamental fue “la incapacidad de organizarse públicamente y tomar una posición contundente, respaldada sin divisiones”, para así negociar como gremio. La unión hace la fuerza. Esto siempre será el factor que más favorece a la sociedad en una negociación ante el gobierno.
Según el Eclesiastés 3:7, “todo tiene su tiempo bajo el sol, hay un tiempo para callar y hay un tiempo para hablar”. 
La pregunta es si ya llegó el momento de que a la IP le dé por organizarse bien y hablar.

Líderes
Por eso, “México necesita nuevos líderes, en todos los sectores sociales, para emprender un proceso de cambio, porque la realidad nacional ya ha rebasado totalmente al sistema político y tenemos que crear liderazgos en nuestro país”. Son necesarios para romper la inercia que ahora conduce a México a una continua negatividad porque, “en este país sí hay líderes, sí los hay, pero no del tipo de los que nos habrán de conducir a alcanzar la potencialidad que tiene México”.
Un líder moderno debe tener mucha flexibilidad, capacidad de adaptación, convencer más que imponer y crear consensos. 

“Actualmente casi no se discute la forma y con la seriedad que debiera discutirse el tema del liderazgo, de suma importancia, porque la falta de liderazgos ponen en riesgo el desarrollo del país. Muere mucha gente y caen gobiernos por culpa de malos líderes. No podemos permitirnos eso”.

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