jueves, 17 de abril de 2014



Desafíos en la salud

RETOS PARA LOS MÉDICOS EN EL SIGLO XXI


El rector de la Universidad Autónoma de México, José Narro Robles, dictó una conferencia magistral en la Universidad Anáhuac Mayab con motivo de los festejos por el XV Aniversario de su Escuela de Medicina “José Molina Castellanos”.

La formación del médico es importante en todo momento y en cualquier sociedad. Pero lo es más en una como la nuestra, en nuestro tiempo que se destaca, desafortunadamente, por la desigualdad y la pobreza, lo que genera a muchos mexicanos problemas de salud y falta de acceso para su atención.
Esto es aún más preocupante porque los programas de salud pública son uno de los grandes igualadores en cualquier colectividad y son de auténtica justicia social. Sin salud no hay bienestar cons-ciente, ni en la persona ni en la colectividad. Sin salud es difícil alcanzar el pleno desarrollo, como ha sostenido el Consejo Económico y Social de la ONU. La salud es compromiso intrínseco de la seguridad humana y ele-mento indispensable de la estabilidad social. Donde no hay salud puntual, con frecuencia prevalecen la pobreza, la ignorancia y la falta de oportunidades. Invertir en educación, en salud, es invertir viendo el futuro.

Logros y problemas en la medicina
Las potencialidades de México son realmente extraordinarias, sus recursos naturales y energéticos, su gente, su historia, su cultura y sus tradiciones, no se puede negar que México es hoy un país moderno con instituciones bien establecidas y con una economía que se ubica entre las primeras 14 del mundo. Todo hace de México una nación con grandes perspectivas. 
Por lo que se refiere a la salud, los logros para nada son despreciables. En las ultimas 6 décadas la esperanza de vida se incremento en 26 años, al pasar de 50 a mediados del siglo XX a más de 76 en 2012. 
La mortalidad general se redujo, en este período, en una tercera parte y todavía mayor ha sido el avance en la infantil que disminuyó un 85%. Estos avances no se explicarían sin la participación de médicos y trabajadores de la salud, desde sus ámbitos: academia, política, actividad gremial o práctica profesional. 

Círculo de la pobreza
Sin embargo debemos admitir que, a pesar de los avances, en México casi la mitad de la población vive en situa-ción de pobreza. Los 32 millones de mexicanos con 15 años o más, están en rezago educativo. Somos uno de los países más desiguales del mundo. Casi 7 de cada 10 jóvenes, entre 19 y 23 años, no tienen acceso a la educación superior. Y la mayoría de las mujeres y de los indígenas viven en condiciones de pobreza y con acceso limitado a la educación, salud y empleo.
 En nuestro país, duele reconocerlo, la desigualdad es un problema estructural histórico, desde el inicio de su formación como país, incluso en la parte independiente, su desarrollo social, económico, político y cultural han estado marcados por la falta de ética. 
Déjenme ejemplificar, la desigualdad en la distribución del ingreso no se ha modificado de manera significativa en los últimos 50 años. Entre 1963 y 2012, el valor del coeficiente de límite usado para medir la desigualdad apenas se redujo menos de dos décimas. El 10% de los hogares más pobres sigue teniendo casi la misma participación, menos del 2% del PIB. La profunda desigualdad en el ingreso origina inequidad en el acceso a los servicios de salud y, no hay duda, impide reducir los niveles de desnutrición y de protección a enfermedades prevenibles y todo repercute en la capacitación deficiente, limita la continuidad de estructuras de empleo y de actividades mejor remuneradas. Este es, ni más ni menos, el círculo vicioso de la pobreza.

Retos en el Siglo XXI
En salud, México enfrenta los desafíos de ayer y de siempre. Esto reclama cambios profundos e integrales y algunos requieren atención urgente. En las últimas tres décadas se ha acentuado el proceso acelerado en el cambio demográfico, sus tendencias centrales son: menor crecimiento de la población infantil, incremento en la edad productiva y envejecimiento de la población nacional. 
La población de 15 años o menos, en 1970 representaba casi la mitad de la población nacional. Hoy se ubica apenas por encima del 30%, se reducirá a menos del 27% en 2020 y al 22% en 2050. En forma paralela se ha incrementado la población mayor de 60 años. Constituían apenas el 5% de la población, pero en 2012 representó más del 9% y aumentará al 11.4% en 7 años y en 2050 será el 21%. En 4 décadas, México tendrá más de 7 millones de más de 80 años, cuando hoy son 1.5 millones.
Entre 1990 y 2010, en México la esperanza de vida aumentó 5.9 años. En este mismo período, Brasil mejoró en 7.3 y Corea del Sur en 8.5. Algo hicie-ron ellos que nosotros dejamos de hacer. 

Infraestructura
El sector público dispone de 187,000 médicos y de 252,000 enfermeras, con 22,300 unidades de atención médica, incluidos 1,350 hospitales, 85,000 camas, 4,000 quirófanos y 2,000 laboratorios clínicos. En 2012, se dieron 320 millones de consultas, se hospita-lizaron 5 millones 800,000, con 3.5 millones de cirugías.
Algunos de los problemas que se enfrentan tienen que ver con la falta de cobertura de servicios en algunas áreas del medio rural, con la heterogénea calidad de la atención y con la fragmentación de instancias administradoras de atención, razón por la que mientras muchos mexicanos carecen de servicios otros, en cambio, disponen de doble cobertura en instituciones públicas. Carecemos de un modelo homogéneo en salud. 
En el sistema formador de recursos humanos, es preciso reconocer que existen enormes desbalances en los procesos. En este aspecto hay que hacer un alto en el camino y plantear algo pronto. Por ejemplo, en el caso de la educación de los médicos, tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo, en pregrado como en posgrado, en el sector público y en el privado, en el servicio social, en el internado y en los estudios, hay que partir de una realidad, resulta difícil entender, pero hay que reconocerlo, no sabemos de manera exacta cuántas escuelas de medicina hay en el país, cuántos alumnos, cuántos egresan, cuántos se titulan, cuántos ejercen y cuántos se dedican a otras carreras, cuántos especialistas se necesitan y que instituciones los van a absorber, la verdad es que carecemos de información básica confiable y oportuna al respecto.
Somos muchos, por ejemplo, los que hemos reclamado en numerosas ocasiones la falta de regulación para la creación de escuelas de medicina o programas para su enseñanza. Hace apenas 8 años, en un artículo se indicó, con mucha preocupación, que existían poco más de 180 escuelas establecidas, sin embargo para el 2010 se indicó que era “probable” que existieran 99. El año pasado platicaba con el titular del área de la Secretearía de Salud y me decía que probablemente ya llegamos a muchas más escuelas. Crear gran cantidad de programas en un periodo tan corto, es preocupante, pero más es que esta cifra siga en aumento con ins-talaciones no adecuadas y, además, no deben llamarse universidades. 
Por eso celebro estar en una comunidad, como ésta, que sí cumple con los requisitos establecidos.
Producción científica
Otro reto que enfrenta la medicina y los profesionales de la medicina, es la producción académica y científica. Hay avances, pero el ritmo ha sido menor al requerido. Se camina en la dirección correcta, pero el país se queda atrás de otras naciones que lo hacen más aprisa. El número de miembros del Sistema Nacional de Investigadores, en medicina y en ciencias de la salud, se incrementó en casi el 150% entre 1997 y 2010, no obstante la ciencia ese año tuvo menos de 1,600 investigadores. En 1997, el  número representó el 10.4% del total. En los últimos años, la cifra apenas supera el 9%. Por otro lado, la mayor parte de los integrantes del Sistema, casi todos, corresponden al nivel 1 y solo 156, menos del 10%, están en el nivel 3.
También preocupa que casi 6 de cada 10 integrantes, en ciencias de la salud, residan en el Distrito Federal. El 80% del total de estos investigadores viven en esa entidad y en 4 estados, Jalisco, Morelos, Nuevo León y Puebla. 
En cuanto a la producción científica en el campo de la medicina, entre 1996 y 2010 se publicaron 22,400 artículos de autores mexicanos, que gene-raron poco más de 191,000 citas. En consecuencia, el promedio anual fue de 1,496 artículos. Según estos datos, México es superado por Brasil, pero seguido muy de cerca por Argentina, Chile e incluso Cuba. Situación preocupante por el pequeño tamaño de estas naciones. Quiero llamar la atención en la disminución de la presencia médico científica de México en América Latina, en 1996 era del 19%,  en 2010 había disminuido al 12%.

Incremento de la diabetes
En el caso de la diabetes, por ejemplo, ni la prevención ni la educación solucionarán el problema. La gente enferma y muere por decenas de miles. Por la pandemia de influenza en 2009, fallecieron 1,479. Generó costos muy elevados, pero no se ha invertido así con una enfermedad que ocasiona, en menos de una semana, un efecto mayor. En 2010, por diabetes mellitus murieron más de 82,000 y se evitó el 14%. En 1950, la tasa registrada fue de 4.8 defunciones por 100,000 habitantes, menos del 5%. En 1980, fue del 21.9%. Es poco probable que mejore en el corto o mediano plazo. Podría conseguirse un cambio en 3 o 4 lustros, de otra manera se agravará.

Etica y administración
El último reto a tratar es el de las grandes implicaciones éticas en la administración de los servicios de salud. Una de las más importantes: la asignación de recursos públicos para estos servicios. Los números los formulan estudiosos de la materia y no han sido necesariamente atendidos. Por lo que toca a las finanzas, se debe reco-nocer que el presupuesto dedicado a la salud ha aumentado. Sin embargo se necesitan ampliaciones sustanciales y el mejor uso de los escasos recursos disponibles. El argumento de que no hay fondos no es aceptable, porque se tienen que fijar prioridades y la salud debe de ser una de ellas.

Obstáculos
Necesitamos reformar nuestro Sistema. La identidad en el acceso a la salud está determinada por barreras económicas, geográficas, institucionales, sociales, culturales y tecnológicas, y se necesita investigación que plantee estrategias que permitan superarlas para lograr igualdad y derecho a la salud.
Los estudiosos del tema han identificado factores no biológicos como los más relevantes: económicos, ambientales, políticos e, incluso, sociales. 
Frente a estas deficiencias y el reto de las nuevas epidemias nacionales e internacionales, es necesario aceptar lo afirmado por el Secretario General de la OCDE: un sistema de salud universal y de calidad, es la base de un verdadero estado de bienestar. 
Para avanzar en esa dirección, nuestro país requiere reformar servicios con amplitud de miras y visión de futuro, crear mecanismos para integrar a los organos prestadores de programas y servicios. Los servicios paralelos, para trabajadores formales e informales, es inculto e ineficaz, solo alienta la informalidad del mercado laboral y aumenta costos administrativos.
La reforma a los Sistemas de Salud deben responder a estos retos, en el marco de una reforma general al Sistema de Seguridad Social, con un Servicio Nacional de Salud con cobertura universal, único y descentralizado, con un modelo de atención que salga de la microregionalización, con la medicina familiar como sustento, que incluya de esta forma a los más de 50,000 especialistas que se han formado en nuestro país, privilegien la prevención y aseguren la calidad de la atención.

Avance
Termino concluyendo: en México, en términos de salud, se ha avanzado mucho. Nuestras condiciones son  mucho mejores que las de hace 4 o 5 décadas. Sin embargo, falta mucho por hacer. Debemos poner en claro las grandes prioridades nacionales. 
Tenemos los elementos requeridos y la experiencia necesaria para combatir a fondo las desigualdades. Y lograr un mejor desarrollo para acabar con el problema de siempre, con la pobreza extrema, con la ignorancia y con la mayor parte de las muertes evitables. 
Los políticos parecen hacer a un lado sus intereses, para concentrarse en el de la sociedad. Hay que conti-nuar alentando los cambios para lograr acuerdos y apoyar las acciones. Puede que haya diferencias en cómo lograrlo, pero es viable.
Creo que las universidades del país, sus escuelas y facultades de medicina, deben incrementar sus niveles de coo-peración tanto en torno a los aspectos académicos, como para mejoras los accesos a  los servicios de salud de los mexicanos.
Por eso celebro la firma del convenio que acabamos de establecer entre la UNAM y la Universidad Anáhuac Mayab. 
Termino y reitero mis felicitaciones a la escuela de Medicina de esta universidad, a sus académicos, a sus estudian-tes, a sus funcionarios y trabajadores por estos 15 años al cuidado de la salud de los yucatecos y de los mexicanos.

Muchas felicidades, a esta escuela quinceañera.



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